El «sexting», esa práctica con la que los jóvenes comparten fotos íntimas, semidesnudos, con actitudes sugerentes, vuelve a ser noticia después de que «The Times» haya publicado esta semana cómo los escolares británicos, algunos de tan sólo siete años, son víctimas en colegios del Reino Unido de esta «moda» tan desafortunada.
Una encuesta realizada entre más de 1.300 profesores de este país reveló que alumnos de colegios de secundaria, y también de primaria, emplean con frecuencia las redes sociales y sus aplicaciones para chantajear o abusar de compañeros de clase.
En uno de los casos recogidos por el citado periódico británico, una adolescente de 14 años persuadió a un niño para que éste fotografiara sus genitales y compartiera la imagen, que luego circuló por las redes.
En otro caso, una niña fue persuadida por otros menores en las redes sociales para que enviara imágenes sexuales de sí misma a través de Snapchat, una aplicación que muestra mensajes de manera momentánea antes de desaparecer. Uno de los alumnos, sin embargo, guardó una de esas imágenes y la distribuyó por todo el colegio.
El estudio, realizado por la organización NASUWT -uno de los mayores sindicatos de enseñanza de este país- encontró que la mayoría de niños que intercambia contenido sexual en teléfonos móviles, tabletas u ordenadores tienen entre 13 y 16 años, pero también halló que una minoría sustancial está formada por alumnos de escuelas de primaria.
¿QUÉ HACER SI TU HIJO HACE «SEXTING»?
Ante esta situación, la Oficina de Seguridad del Internatura (OSI) recomienda a los padres vigilar las actividades que sus hijos realizan en internet. Aunque un adulto no llegue a razonar por qué los menores y jóvenes llevan a cabo esta práctica, la entidad recuerda que las motivaciones pueden ser muy variadas pero en definitiva se busca la aprobación social. En la actualidad, los adolescentes miden su autoestima según el número de «likes» que consiguen.
OSI recomienda a los progenitores dialogar, estar al día de lo que preocupa a los pequeños, saber qué aplicaciones usan, con quién se relacionan online, etc. Y hacerles llegar un mensaje muy claro: no sacarse fotos comprometedoras ni enviarlas nunca.
Si el menor recibe una imagen de este tipo, debe informar a sus padre. «En ningún caso deben guardar esas fotos ni reenviárselas a nadie, pues estarían agravando el problema e incluso podrían ser responsables de sendos delitos contra la intimidad (ej. artículo 197.7 del código penal) y de posesión y difusión de pornografía infantil (ej. artículo 189 del código penal)», recuerda la entidad.
En el caso en el que los padres pillen al menor practicando «sexting», lo mejor es mantener la calma para que el menor sienta confianza, seguridad y apoyo.
Si solamente ha compartido la imagen con una persona, lo recomendable es hablar con ella y sus padres para que la elimine. «Si ha sido filtrada en webs o redes sociales, podremos localizarla y reportarla a los responsables de la plataforma para su eliminación (ej. Facebook, Instagram), así como comunicarlo a la Agencia Española de Protección de Datos», apunta OSI.
En el caso en el que ya ha sido difundida hay que acudir al centro educativo para intervenir y poner fin cuanto antes a esta situación. Por último, se puede acudir a la Fiscalía de Menores, así como a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como la Policía o la Guardia Civil, cuando la imagen se ha vuelto viral y ya es imposible de eliminar.