La mayoría de los países de la organización se reúnen estos 10 y 11 de diciembre en Marrakech para aprobar un pacto que no afectará la normativa propia de cada Estado.
Primera propuesta oficial para regular el movimiento de personas en el planeta. La ONU espera aprobar entre este lunes, 10 de diciembre y coincidiendo con el 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y el martes día 11 el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, en el marco de una conferencia que se celebra en la ciudad de Marrakech.
Se trata de un acuerdo con el que los países miembros se comprometen a trabajar para evitar cualquier violación de los derechos humanos en el proceso migratorio, además de garantizar la protección y la seguridad en los trayectos de partida o de regreso de la personas, y de establecer una colaboración en la gestión de las fronteras. En total, el documento cuenta con hasta 23 grandes objetivos en esta línea, como implementar medidas contra el tráfico de seres humanos, evitar la separación de las familias o permitir el acceso a la educación y la sanidad a las personas que se encuentran en situación irregular.
“Refleja el entendimiento común de los Gobiernos de que la migración que cruza fronteras es, por definición, un fenómeno internacional y que para gestionar con efectividad esta realidad global es necesaria la cooperación para ampliar el impacto positivo para todos”, ha manifestado el secretario general de la ONU, António Guterres.
El principal hándicap del acuerdo es que no es vinculante y no tiene capacidad de interferir en la legislación propia de cada Estado en materia migratoria. Lo que no ha evitado que haya habido países que se han negado a firmar el pacto. En concreto, Estados Unidos, Israel, Australia, Hungría, Polonia, Austria, Estonia, Bulgaria, República Checha y República Dominicana. “Lo que pasa hoy es que muchos líderes, en lugar de dirigir y dar ejemplo prefieren mirar las encuestas para ver si la gente teme a la inmigración”, ha reprochado la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet.
UNA CRISIS HUMANITARIA EN CIFRAS
Según Naciones Unidas, el 3,4% de la población mundial ha realizado un proceso de migración. Lo que equivale a 250 millones de personas, es decir, uno de cada treinta seres humanos. “Es un fenómeno que hasta ahora ha aumentado. Si miramos la demografía y otros factores, como el cambio climático, sí se espera que veamos más gente en tránsito”, ha explicado la representante especial de la ONU para la migración internacional, Louise Arbour, en referencia al incremento de los movimientos migratorios en los últimos dieciocho años, pasando de un 2,7% de la población en 2000, a un 3,4% en la actualidad.
La mayoría de desplazamientos se dan entre países de la misma región geográfica y, pocas veces, los destinos acaban siendo Estados de otros continentes o de diferentes niveles de desarrollo. “La mayor parte de la migración es sur-sur, intrarregional. En América Latina, un 60% de la migración se produce dentro de la región, y en África es un 75%”, ha apuntado el embajador de México en la ONU, Juan José Gómez Camacho.
El diplomático mexicano también ha recordado la contribución económica del colectivo migrante, que según la ONU supone el 9% del PIB mundial. “Las remesas, tan importantes como son para algunos países, sólo representan un 15% de los ingresos del migrante; el otro 85% se queda en el país de destino”, ha añadido Gómez Camacho.
FEREDE CELEBRA EL PACTO
La Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (Ferede) ha valorado “muy positivamente” el acuerdo anunciado por la ONU. En un comunicado emitido este lunes, la entidad asegura creer “que los objetivos de este pacto son esencialmente asumibles y atacar este grave problema de forma integral y coordinada”. “Desde esa convicción, animamos al gobierno de España a suscribirlo y a diseñar, en el marco de nuestra legislación, de los derechos humanos y la defensa y la dignidad de la vida humana, una estrategia política para su mejor cumplimiento, aun cuando el pacto no sea vinculante”, puede leerse en el documento.
“Como cristianos evangélicos creemos que la ayuda al extranjero, salvar sus vidas y ofrecer protección a quienes huyen de mortíferas guerras, persecuciones, hambrunas y catástrofes naturales, es una obligación humana y cristiana ineludible, que debe estar por encima de cualquier otra consideración e interés”, matiza la federación en su escrito.