Un reportaje de Garrow, premiado biógrafo de King, da credibilidad a graves acusaciones reveladas en documentos clasificados del FBI hacia el héroe de los derechos civiles. Otros expertos cuestionan la fiabilidad de los documentos.
Una investigación a partir de documentos desclasificados del FBI ha revelado duras acusaciones contra Martin Luther King, el pastor bautista que lideró el movimiento a favor de los derechos civiles en Estados Unidos.
El escritor e investigador David J. Garrow publicó hace dos semanas un artículo en la revista Standpoint donde resumía lo que había encontrado en algunos archivos que el FBI desclasificó recientemente relacionados con la etapa Kennedy.
Entre estos documentos, se encontraban supuestas pruebas de los excesos sexuales de Martin Lither King y algunos de los líderes y pastores que le acompañaban. Infidelidades, orgías e incluso se relata un episodio en el que King es testigo de una violación sin hacer nada para impedirlo.
Es conocido, y así lo revelan estos documentos, que el FBI dirigido por Edgar Hoover seguía de cerca los pasos del líder bautista, dada su influencia no solo respecto al movimiento de derechos civiles, sino también por su oposición a la participación estadounidense en Vietnam.
Estos documentos proceden de supuestas escuchas -las cuales serán reveladas a dominio público en 2027- en las que también se especula con la financiación que podía recibir de parte de entidades extranjeras vinculadas con el régimen comunista de Rusia.
David J. Garrow, el investigador que ha sacado los documentos a la luz, es conocido por publicar una biografía sobre Martin Luther King en 1986 que incluso fue premiada con el Pullitzer. En el artículo que ahora firma, titulado “El tormentoso legado de Martin Luther King”, Garrow invita a los lectores e investigadores a tener en cuenta estas nuevas acusaciones y revisar la apreciación histórica de MLK.
Las acusaciones han sido reproducidas en medios de todo el mundo. “Orgías, amantes y una violación: el reverso tenebroso de Martin Luther King que acaba de revelar en FBI”, titulaba el diario ABC, reflejando la versión dada a conocer por Garrow y el escándalo que producen estas supuestas nuevas revelaciones.
INVESTIGADORES VEN “IRRESPONSABLE” LA PUBLICACIÓN DE GARROW
Sin embargo, muchos investigadores ponen en duda los documentos que Garrow parece dar ahora por válidos. En un reportaje publicado en el Washington Post, se recuerda que el mismo Garrow consideraba “poco fiables” las pruebas que en otros documentos del FBI relacionaban a King con movimientos comunistas. Incluso en la biografía que publicó en el 86, Garrow decía que el FBI buscó desacreditar a MLK de diversas formas, por lo que sus documentos deberían ser tratados con “escepticismo”.
Es sabido que el FBI participó en una campaña de desinformación para socavar la posición de King como referente, llegando a amenazarle a través de cartas a él y a su familia, incluso incitándole al suicidio.
“Edgar Hoover se estará riendo hoy en su tumba”, expresa en un amplio ensayo Clarence B. Jones, abogado de King, donde se muestra muy crítico con la posición de Garrow. “En los años 60, la campaña de descrédito que Hoover intentó montar contra el Dr. King fracasó porque los periodistas y editores de entonces se negaron a publicar la basura que el FBI fabricó (…)” Es “increíble”, expresa Jones, que ahora estos documentos sean considerados válidos por cualquier investigador serio.
Emmanuel Buch, autor de una biografía sobre Martin Luther King, duda de las acusaciones. “Me llama la atención que periódicamente vuelvan a hacerse de actualidad las viejas acusaciones. Me pregunto cómo es posible que, en su momento, no se mostraran públicamente con las pruebas correspondientes, cuando todos los servicios de inteligencia norteamericanos estaban concentrados en desprestigiar su figura. ¿Por qué no lo hicieron entonces si tales pruebas estaban en su poder?”, se pregunta el biógrafo.
En esa misma línea se expresa Mario Escobar, historiador y autor de otra biografía sobre King. “El FBI creó pruebas falsas, pero es cierto que hasta la llamada ‘experiencia de la cocina’, King engañó varias veces a su mujer. Después se reformó”, explica Escobar.
“Es irresponsable que un historiador considere este material del FBI, que puede ser poco confiable, como un hecho”, expresó Jeanne Thoeharis, autora de una biografía sobre Rosa Parks en declaraciones al New York Times. “La mayoría de los estudiosos que conozco penalizarían a sus estudiantes si hicieran lo mismo”, añade.
CONTRA LA TENTACIÓN DE “CANONIZAR” A FIGURAS PÚBLICAS
La vida de Martin Luther King es apasionante y los resultados de su lucha, admirados en todo el mundo. Esto puede llevar a generar una idea incorrecta sobre una persona llena de matices y luchas personales.
Para Emmanuel Buch, “su obra como activista, su reflexión teórica acerca de la resistencia no violenta fundada en las enseñanzas de la Biblia, y su compromiso por la causa de los derechos civiles de los afroamericanos (y contra la guerra de Vietnam), permanecen por sí solos y esos hechos son los que merecen mi admiración”.
En todo caso, “cualquier reproche moral que se demostrara cierto, no haría si no corroborar una vez más lo imperfecto de nuestra condición, aún como hijos de Dios”, añade el autor de la biografía, que se muestra contrario a cualquier intento de buscar prestigio por asociar a una figura con el movimiento evangélico.
“No comparto en absoluto esa tendencia de algunos cristianos evangélicos por “elevar a los altares” de la admiración a personajes públicos que se declaran (más o menos) evangélicos, como si necesitaráramos su afiliación para prestigiar a nuestro colectivo. Los evangélicos -defiende Emmanuel Buch- se prestigian públicamente por el testimonio abnegado de miles y miles de hombres y mujeres anónimos que encarnan en su vivir cotidiano los valores del reino de Dios. Cuando cedemos a la tentación de reivindicar como “uno de los nuestros” a personajes de renombre en cualquier ámbito social, hacemos nuestras también sus miserias”.
Sin duda, la figura de Martin Luther King y su historia seguirá dando que hablar.