Es el cumplimiento de las profecías, De las profecías reales, de las de verdad. No de aquellas con las que nos han bombardeado los profetas seculares y de la cristiandad que nos ha querido convencer que el fin está a las puertas y que somos la ultima generación. No. Aquí se trata de la profecía genuina que había anunciado hacía miles de años que Dios se acodaría de su pueblo para enviar al Salvador del mundo. Y esta buena noticia es la que hoy celebramos cuando decimos que llega la navidad al planeta, una fecha en que la buena nueva debe alentar a cada persona de esta tierra.
Sí, eran los pastorcillos, insignificantes personajes del escalafón humano los que primero se regocijaron y a quienes les fue anunciada la buena nueva que nos relata el evangelio de Lucas, capitulo segundo: “Por aquel tiempo, el emperador Augusto ordenó que se hiciera un censo de todo el mundo. Este primer censo fue hecho siendo Quirinio gobernador de Siria. Todos tenían que ir a inscribirse a su propio pueblo.
Por esto, José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, en Judea, donde había nacido el rey David, porque José era descendiente de David. Fue allá a inscribirse, junto con María, su esposa, que se encontraba encinta. Y sucedió que mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para ellos en el mesón.
Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche en el campo cuidando sus ovejas. De pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor brilló alrededor de ellos; y tuvieron mucho miedo. Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo, porque les traigo una buena noticia, que será motivo de gran alegría para todos: Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor. Como señal, encontrarán ustedes al niño envuelto en pañales y acostado en un establo.»
En aquel momento aparecieron, junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían:
«¡Gloria a Dios en las alturas!
¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor!»
El nacimiento de Jesús es un misterio. Como lo es su muerte. Oh sí. Los teólogos y la gente que dice que sabe nos lo han explicado muchas veces. Pero para nosotros comunes mortales lo que resalta al final de toda la historia es que Dios nos ha amado al enviar a su hijo para que nos lograra la salvación.
Ese gesto de amor ha cambiado las vidas de muchas personas a través de la historia. Puede también cambiar tu vida y tu existencia desde hoy y para siempre. (Arte de Giotto, Capilla de Scrovegni, Padua, Italia. “La Natividad”, y “ La adoración de los Magos”, Año 1305).
