Una re-lectura de las tradiciones

A eso se nos llama en distintas conferencias y los libros que alcanzamos a leer (y que se imprimen por centenares sobre temas relacionados en un año). A veces esas segundas lecturas son necesarias. Porque sabemos más de lugares históricos y de los personajes que han vivido hace miles de años atrás. Y porque hemos tenido una enseñanza tradicional dándole a las tradiciones un carácter sagrado que no tienen.
Otras veces, las nuevas teorías aparecen como algo interesante, pero no siempre tienen el respaldo necesario como para que sean creíbles.

 
Jesucristo se enfrentó a las tradiciones de los hombres (como las que mantenía el partido de los fariseos que se cerraba a cualquier innovación en la enseñanza, como que estuvieron dispuestos a cerrar sus mentes y corazones ante la invitación del propio Mesías).

 
La proclamación hoy del evangelio encuentra mentes y corazones cerrados a la consideración del mensaje de las buenas nuevas. Es por eso que la misión de los pastores es dura cuando se trata de poner en el mejor lenguaje posible –aquel que sea comprensible al entendimiento de los que oyen- el mensaje de que el cambio posible.

 
Jesucristo exhorta a entender su misión en ante esos defensores de las tradiciones en Lucas 5:30-32: “ Pero los fariseos y los maestros de la ley del mismo partido comenzaron a criticar a los discípulos de Jesús. Les dijeron: —¿Por qué comen y beben ustedes con cobradores de impuestos y pecadores? Jesús les contestó: —Los que están buenos y sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se vuelvan a Dios”.