El país ha sido señalado por organizaciones en defensa de los derechos humanos, y los cristianos son uno de los grupos más afectados. Entrevistamos a James Akinyele, secretario general de la Comunidad Evangélica de Nigeria.
A principios de febrero de 2020, cinco millones de personas se manifestaron en las ciudades de 28 de los 36 estados en los que se divide la geografía nigeriana, exhibiendo pancartas y protestando contra la persecución de los cristianos en el país. La movilización, organizada por la Asociación de Cristianos de Nigeria (CAN, por sus siglas en inglés), una entidad cristiana de carácter interconfesional, se producía después de un mes de enero fatídico, en el que los enfrentamientos entre comunidades musulmanas y cristianas, sobre todo en el norte, habían dejado un centenar de muertos.
La organización Puertas Abiertas viene alertándolo desde hace años en su Lista Mundial de Persecución: los cristianos son uno de los grupos de población contra los que se ejerce más violencia en Nigeria. En 2019, esta entidad contabilizó el asesinato de 1.350 de ellos, y en 2020 aseguraba que “el 91% de los 4.771 asesinatos de cristianos perpetrados en todo el mundo se produjeron en África”, y añadía que “la mayor parte fue en Nigeria”.
Sin embargo, la propagación de la violencia impune en Nigeria ya no es algo que solamente preocupe a los cristianos, sino que diferentes ONG que trabajan en la defensa de los derechos humanos también han comenzado a seguir de cerca la situación en el país africano. Entre octubre y noviembre de 2020 miles de personas se manifestaron contra la violencia de los agentes de la Brigada Especial Antirrobo (SARS, por sus siglas en inglés), en unas movilizaciones que acabaron con más de 70 muertos.
A lo largo del último año, dicen desde Amnistía Internacional, “miles de personas se han visto internamente desplazadas por la violencia entre comunidades y los ataques de grupos armados en las regiones septentrionales”. Además, desde la ONG también apuntan que “las fuerzas de seguridad han cometido violaciones graves de derechos humanos, entre ellas torturas y otros malos tratos y uso de fuerza excesiva”.
Los últimos datos oficiales publicados por el gobierno de Muhammadu Buhari, con fecha de junio de 2018, contabilizaban solo 204 asesinatos y 98 secuestros a lo largo del año 2017. Desde entonces, el Departamento Nacional de Estadística de Nigeria no ha vuelto a actualizar la información relativa a los crímenes cometidos.
La situación del país se ha agravado, a lo largo de los últimos años, por el hecho de que el yihadismo haya ganado terreno, pasando a controlar grandes áreas de territorio y superando, a veces, a las propias fuerzas de seguridad. Esta realidad ha impactado especialmente el norte de Nigeria, una zona que se ha vuelto conocida por albergar al grupo Boko Haram, cuyo líder, Abubakar Shekau, habría resultado ahora gravemente herido o incluso muerto, tras un enfrentamiento entre Boko Haram y miembros del Estado Islámico en la Provincia Oeste de África (ISWAP, por sus siglas en inglés), según una investigación del ejército nigeriano.
De hecho, una encuesta publicada en marzo de 2021 por Afrobarometer, y basada en datos del año pasado, indica que hasta el 96% de la población en la región noroeste de Nigeria, y el el 89% en el noreste, se muestran preocupados por los secuestros. Mientras tanto, en el sur, no se llega al 80%.
¿Cómo responder? El dilema de la iglesia
Ante la propagación de la violencia a zonas ubicadas lejos de los habituales focos de conflicto, como el norte, y también ante la sensación de indefensión generalizada, las iglesias y comunidades cristianas de Nigeria debaten ahora cómo debe evolucionar su respuesta, que hasta este momento se ha traducido en la reclamación de protección al gobierno y en manifestaciones y protestas.
Según el último informe de la organización nigeriana Sociedad Internacional para la Libertad Civil y el Estado de Derecho, solo en los primeros cuatro meses de 2021 han sido asesinados 1.470 cristianos en el país, y otros 2.200 han sido secuestrados. La misma entidad cuantifica en 12.000 los cristianos asesinados en Nigeria durante los últimos cinco años. “La gente no está a salvo en Nigeria”, ha remarcado el analista de la libertad religiosa en la región del África subsahariana para Puertas Abiertas, Illia Djadi. “Las gente viaja por toda Nigeria con el temor de ser secuestrados o atacados. Se van a la cama temiendo ser secuestrados o atacados. Van a la iglesia temiendo ser secuestrados o atacados”, ha señalado.
Desde la ONG Release International han hecho un llamado a orar por la situación de los cristianos en el país. “Los últimos informes refuerzan lo que llevamos diciendo durante años, que el mundo debe despertar ante lo que está ocurriendo en Nigeria”, ha apuntado el director ejecutivo de la entidad, Paul Robinson. “Esta última dimensión de la violencia ya no puede describirse simplemente como enfrentamientos entre pastores y agricultores. Los informes refuerzan que el gobierno de Nigeria simplemente no hace lo suficiente para proteger a su minoría cristiana en el norte de los ataques de los extremistas religiosos”, añade.
En esta situación, algunos sectores de iglesias y comunidades cristianas del país han comenzado a considerar la idea de responder a través de las armas a la violencia que sufren. “Los debates sobre la respuesta cristiana a los asesinatos y el tema de la autodefensa se han vuelto comunes”, ha explicado a Protestante Digital el secretario general de la Comunidad Evangélica de Nigeria (NEF, por sus siglas en inglés), una entidad miembro de la Alianza Evangélica Mundial, James Akinyele.
La situación, dice, es especialmente compleja porque “la incapacidad del gobierno para procesar a los asesinos, también es una causa de la violencia, porque algunas comunidades recurren a la autodeterminación y se toman la justicia por su mano”, considera.
En este escenario, para los evangélicos nigerianos, señala Akinyele, la reflexión bíblica tiene que convertirse en un imperativo para abordar un conflicto que excede lo político y económico, y que apunta también a la convivencia.
Pregunta: Antes que nada, ¿cuál es la situación de la epidemia de la Covid-19 en Nigeria?
Respuesta: El confinamiento en todo el país se ha aliviado desde hace meses debido a la agitación del ciudadano común de Nigeria, que ya no podía hacer frente al impacto negativo de las restricciones en sus medios de subsistencia, ya que la mayoría de personas en el país viven de ingresos diarios y no ha habido una ayuda significativa por parte del gobierno.
Sin embargo, a causa de los casos recientes de nuevos contagios, hace unas semanas que el gobierno ha reactivado un confinamiento parcial, limitando los encuentros públicos a 50 personas, con los protocolos de Covid-19 requeridos en los lugares de organización, y la provisión de servicios esenciales. Los clubes y los centros de ocio permanecen cerrados ahora.
En general, las personas todavía responden con un escepticismo elevado a esta pandemia, por lo que el cumplimiento de los protocolos estándar de Covid-19 es bastante pobre.
P: ¿Cómo están gestionando las iglesias evangélicas en Nigeria esta pandemia? ¿Qué restricciones relativas a los lugares de culto permanecen vigentes?
R: Muchas iglesias evangélicas han provisto asistencia básica a través de comida y otras necesidades primarias. Aunque muchas iglesias han reanudado las reuniones regulares, los encuentros y conferencias virtuales se están convirtiendo rápidamente en una característica habitual de las iglesias.
A causa de la distancia social, algunas iglesias celebran ahora varios servicios, especialmente los domingos. Por lo general, se comprueba que los asistentes utilizan mascarilla antes de permitirles entrar en el lugar de culto. A veces se pide a las personas que esperen al siguiente culto cuando se ha alcanzado el aforo permitido en la sala, a pesar de que todavía quedan asientos libres.
P: ¿De qué manera se han organizado las iglesias para seguir manteniendo los servicios con seguridad?
R: A través de los grupos de hogar y los encuentros reducidos. También, ahora están aumentando las reuniones de grupos de Wathsapp entre los creyentes en Nigeria, especialmente entre los jóvenes y los líderes.
P: ¿De qué forma estáis viviendo los evangélicos en Nigeria el inicio de la vacunación contra el virus?
R: Las vacunas aún no están disponibles y las dosis limitadas que se han puesto a disposición están racionadas según las prioridades del gobierno (según datos de ‘Our World in Data’, a fecha del 20 de mayo, Nigeria ha vacunado al 0,92% de sus más de 200 millones de habitantes). Muchas personas siguen siendo escépticas sobre la seguridad de las vacunas debido a los diversos mitos que se difunden a través de las redes sociales.
P: La ONG cristiana Puertas Abiertas ha denunciado durante años que Nigeria es uno de los países del mundo donde más cristianos mueren a causa de su fe. Ahora, otras organizaciones internacionales y seculares se han unido a este análisis, apuntando los altos niveles de violencia que se registran en el país. ¿Qué es lo que causa el estado de violencia generalizada en el país?
R: A nivel histórico, ha habido un esfuerzo prolongado por hacer del islam una religión dominante en Nigeria, especialmente en la región del norte, y una reacción continua por parte de la población nativa y no musulmana de la zona, que observa este proceso como una maniobra para arrebatarles su tierra ancestral.
El incremento de la pobreza debido, en gran parte, a la corrupción sistémica y al claro favoritismo hacia un grupo étnico particular y el islam por parte del actual gobierno, mientras que muestra una considerable hostilidad hacia otros, ha empeorado aún más la crisis. Además, la práctica del pago de grandes cantidades de dinero, en concepto de rescate, a quienes se dedican a realizar secuestros, ha hecho ahora que estos crímenes sean atractivos para algunos.
P: ¿Cómo valoráis la respuesta del gobierno a esta violencia?
R: La falta de sinceridad tan evidente por parte de la Administración actual a la hora de gestionar las crisis generadas por la insistencia de los pastores nómadas fulani, que se desplazan a diario por el pastoreo al aire libre y que afecta a las tierras de otras personas, es una de las raíces de esta situación.
Este sesgo percibido y, a menudo, evidente por parte del gobierno federal en la gestión de los recursos del país, el nepotismo reflejado en los nombramientos gubernamentales y la administración de justicia, juntamente con el creciente nivel de pobreza y la crisis económica, ha provocado aún más el surgimiento de nuevos grupos de rebeldes regionales.
La incapacidad del gobierno para procesar a los asesinos, acudiendo a menudo a la prensa para afirmar que el ataque a una comunidad en particular se ha realizado en represalia por el ataque previo a su ganado, que había destruido la granja de alguien, también es una causa de la violencia porque algunas de estas comunidades recurren a la autodeterminación y se toman la justicia por su mano.
P: Los cristianos son uno de los grupos que más sufre la propagación de la violencia en el país. ¿Cómo afrontáis esta realidad? ¿Qué papel tiene vuestra fe a la hora de vivir esta situación?
R: Constantemente enseñamos a los creyentes a ser sal y luz en la iglesia. Últimamente, los debates sobre la respuesta cristiana a los asesinatos y el tema de la autodefensa se han vuelto comunes, y ha crecido el número de creyentes que piensan en una respuesta armada a la violencia que sufren.
“La violencia en Nigeria va más allá de la pobreza y la política, también es religiosa”.
Actualmente estamos trabajando para fortalecer la respuesta humanitaria y la respuesta a desastres entre los evangélicos. Estamos trabajando con muchas ONG religiosas para formar una red humanitaria cristiana con el objetivo de brindar una respuesta coordinada a las personas perseguidas y desplazadas, especialmente en el norte. También estamos trabajando con algunas otras agencias misioneras, locales y extranjeras, para asegurar la sinergia en nuestra respuesta misionera de una manera holística.
Es necesario realizar actividades de promoción para garantizar que las personas de fuera del país sean conscientes de que la violencia en Nigeria va más allá de la pobreza y la política. También es religiosa.
P: ¿Cómo pueden los cristianos de otros lugares orar por vosotros?
R: Orad para que aumente el diálogo sobre esta crisis nacional entre los líderes evangélicos, para que se pueda acordar una respuesta duradera y basada en la Biblia. Orad por valor para nuestros líderes cristianos, especialmente aquellos que se encuentran en una posición de poder, para que hablen la verdad.
Orad por la conversión de las personas no alcanzadas, especialmente los fulanis locales y los extranjeros que ahora están en el país, muchos de los cuales han sido señalados en casos de crímenes violentos.
Orad por la seguridad de los misioneros, pastores y otros obreros cristianos que trabajan en estos lugares hostiles, y por el fin de la violencia. Orad para que los funcionarios del gobierno sean sinceros en su respuesta. Orad por los militares en el frente.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL – Internacional – En Nigeria, “han aumentado los creyentes que piensan en una respuesta armada a la violencia que sufren”