Carles Mulet (Compromís) explica en una entrevista su apuesta por una pluralidad religiosa real en España. Defiende las leyes LGTBI, la religión fuera de la escuela, pero ha sorprendido por citar la Biblia en el Senado.
Carles Mulet es representante de Compromís en la llamada “Cámara invisible”, el Senado. Sin embargo, sus intervenciones han llamado la atención de los medios de comunicación en más de una ocasión.
En los últimos meses, ha apoyado la iniciativa de un sello de la Reforma y ha llegado a leer versículos de la Biblia en otra de sus intervenciones. Sin embargo, explica, no tiene relación personal con cristianos evangélicos.
En la serie de entrevistas que Protestante Digital está haciendo con personajes de la vida pública, hemos hablado con este político de Castellón en la sede que el partido de izquierdas tiene en el centro de Valencia.
El senador ha respondido sobre temas como la memoria histórica, el papel de las minorías religiosas en España, las leyes LGTBI, la religión evangélica en las escuelas y la relación de la política y el cristianismo.
Pregunta. Como representante de Compromís en el Senado, ha enfatizado mucho la memoria histórica. Ha pedido, por ejemplo, que se aplique la ley a la hora de cambiar nombres de calles en poblaciones de toda España. ¿Por qué ha priorizado este tema?
Respuesta. La ley de memoria histórica se aprobó en 2007, que en teoría prohibía cualquier símbolo de exaltación franquista, sean placas, calles o monumentos. Era una ley que ya vimos que era bastante insuficiente. Por ejemplo, no hay ningún procedimiento para aplicar la prohibición de símbolos, ningún organismo que obligue a los ayuntamientos a cumplir con la ley. No hay plazos, ni un régimen sancionador.
Se prohíbe tener calles dedicadas a franquistas, pero todavía había centenares de municipios donde existen. Queríamos hacer algo, aun fuera de nuestra comunidad autónoma. Somos un partido de ámbito autonómico, pero tenemos relación con personas en prácticamente toda España y organizaciones con las que trabajamos muy bien.
Primero pedimos al gobierno que actuara en estos municipios. Desde entonces lo hemos pedido también en el Senado, y el resultado ha sido positivo, porque unos 500 municipios han hecho cambios en la nomenclatura. Calculamos que hemos conseguido borrar del mapa más de 1500 nombres franquistas en España.
También hemos requerido a los obispos que cumplan. Ves una localidad en la que en la fachada de la iglesia continua la placa de “Caídos por Dios y por España”, y preguntas al alcalde, que nos dice que gustosamente lo quitaría, pero que como ese edificio no es propiedad del ayuntamiento, no puede hacerlo. Se lo pedimos al cura, pero nos dice que es competencia del obispo. Así que hemos enviado carta a todos los obispos católicos de España para que cumplieran, pero solo tres han contestado.
P. Hay una serie de pastores protestantes que fueron asesinados durante la Guerra Civil, y como sabe, hubo persecución de las iglesias evangélicas durante el franquismo. ¿Cree que la memoria histórica debería incluir también estos casos?
R. Claro, nosotros no separamos por credos. A fecha de hoy, a pesar de la ley de memoria histórica, el franquismo sigue siendo un régimen legal, sus sentencias siguen siendo legales.
En 2017 presentamos una propuesta de ley de víctimas del franquismo, para dar a ciertas personas el status de víctimas del franquismo, con todo lo que eso significaría. Presentamos una tipología de 15 tipos de víctimas del franquismo: desde los bebés robados, las mujeres que sufrieron cualquier tipo de persecución, personas perseguidas por creencia religiosa, opción sexual o ideología política (desde asesinato a encarcelamiento o que te expropien los bienes), o de organizaciones (sindicatos, partidos políticos, asociaciones culturales y también entrarían aquí las religiosas). Para todos ellos, hay que tener un estatus de víctima, como en cualquier país.
No sería sólo un reconocimiento simbólico. Si alguien ha sido víctima un régimen y se le han incautado bienes, por ejemplo, la situación económica de esa persona y la de sus herederos viene condicionada.
Pero yo no distinguiría si las víctimas eran de una religión y otra. El escarnio pasó con toda ideología o creencia que no fuera la del régimen.
P. ¿Y si el motivo por el que hubo ese escarnio fue justamente el de ser de una confesión religiosa concreta?
R. Son víctimas, al fin y al cabo, por pensar diferente a lo que era el régimen. Así que la creencia religiosa es una más, ni más importante ni menos importante. Si no hubiera habido un golpe de estado, esas personas seguramente no habrían sufrido la represión de la forma en la que la sufrieron. En algunos casos fue por motivos religiosos, pero hubo por tantos motivos: por ser sindicalista, o político… Fue un régimen genocida.
P. Ahora mismo una serie de historiadores como Elvira Roca, que están haciendo toda una revisión de la Inquisición para contrarrestar lo que consideran una “leyenda negra” injusta. ¿Se debería mirar atrás a la Inquisición para reconocer la persecución que se dio allí a judíos, protestantes y otros?
R. Veo que el revisionismo histórico está en boga. No únicamente en esto, por ejemplo en cuanto a la llegada a América. Todo el mundo daba por hecho que aquello fue una masacre, pero ahora también se habla de que no fuimos tan malos ni matamos a tanta gente como se decía.
Con la inquisición, también, se habla que si se quemaron más brujas en Alemania que en España. Se está dulcificando la historia, diciendo que la “leyenda negra” nos la pusieron los enemigos de España. Estamos ahora en un proceso político de exaltación nacionalista por parte de ciertos partidos y planteamientos que se están haciendo ahora era impensables hace 10 años.
¿Cómo hacer autocrítica y revisar el papel en la Inquisición? Creo que, por la distancia, es algo bastante complicado. Con el franquismo sí hay víctimas y familiares directos, cuerpos en las cunetas… En esto sería más fácil actuar que no hablando de tantos siglos atrás.
Ojalá se pudiera conseguir un consenso social sobre lo que ha sido ese proceso inquisitorial. En el caso del pueblo judío sí se ha intentado de alguna manera de reconocer el tema de las nacionalidades, con los judíos sefardíes, pero también ha quedado un poco a medio hacer.
Además, ahora partidos como el Partido Popular o de Ciudadanos están también replanteando la Historia de España. A lo mejor desgraciadamente ahora no es el momento de consenso político o de hacer autocrítica. Si piensan que el la colonización en América fue algo fantástico y fabuloso, cuanto más difícil va a ser pedirles que revisen el papel en la Inquisición.
Pero ser críticos con nosotros mismos es parte de ser una sociedad madura.
P. Usted es de Castellón, y allí hay una polémica sobre una cruz que es un monumento franquista a los caídos. Ustedes piden retirarla. Algunos dicen que con la memoria histórica aprovechan también para dar lugar a un fondo anticristiano que busca eliminar la religión del espacio público. ¿Qué diría a esto?
R. Sería el mismo caso que la cruz del Valle de los Caídos. Esa cruz, ¿se construyó con motivo religioso, o fue la excusa para un monumento a la exaltación franquista? Cuando el franquismo fue nacionalcatolicismo puro y duro, la justificación siempre fue el símbolo religioso como coartada.
Otro ejemplo, ¿por qué se pusieron placas a las víctimas de solo un bando en las iglesias? Pues por la justificación de la superioridad moral de un bando sobre otro.
No queremos derribar esa cruz en Castellón porque moleste en el espacio público, sino porque continua siendo un símbolo de exaltación franquista.
Algunos dicen que en Alemania puedes ir a ver un campo de concentración, el de Auschwitz por ejemplo, pero es que no es lo mismo. Dicen: ‘La gente tiene que recordar, no hay que quitarlo’. Pero es que en el Valle de los Caídos, la gente va a hacer homenajes al dictador. Y en Castellón, ese monumento fue el sitio en el que durante décadas la ultraderecha iba a hacer actos de exaltación al franquismo.
P. Entonces no tiene que ver con una cuestión de símbolos religiosos en la calle.
R. Lo que hemos dicho es que la cruz se lleve a un cementerio, donde la mayoría de la gente diría que esos símbolos son normales. ¿En el centro de la ciudad? Es más cuestionable.
Es un símbolo de la religión mayoritaria, vale, ¿y el resto? Qué hacemos, ¿de cada religión que haya, a partir del porcentaje de la población les ponemos un símbolo de ciertas dimensiones? Es otro debate, ya. Pero nadie se plantea derribar una iglesia. O una cruz en la iglesia que no tiene connotaciones franquistas.
P. Cambiando a otros temas de actualidad. En octubre hubo una marcha de mujeres que pasó por el centro de Valencia, igual que en otras 20 ciudades de España, para denunciar la trata de mujeres con fines de explotación sexual, una realidad muy visible. ¿Qué propone Compromís en cuanto a la prostitución y la lucha contra la trata de mujeres?
R. Es un problema complejo en el que muchas veces cuesta compartir la misma posición. El problema en sí es una aberración, sea masculina, femenina o de cualquier género. Pero también está la cuestión de hasta qué punto es una decisión libre o no lo es. Si estamos hablando de gente que es producto de las mafias, allí no hay nada que añadir.
El debate es sobre si es lícito o no es lícito que haya un sindicato de prostitutas, que es lo que hay encima de la mesa. Si fuera de prostitutos, ¿ese debate lo tendríamos o no lo tendríamos? Hay que tener en cuenta el patriarcado en el que vivimos, el papel de la mujer en esta sociedad y el machismo imperante.
Es un debate que es controvertido y tampoco yo represento a la mayoría en mi partido. Que una persona, libremente, quiera hacer negocio de su cuerpo, entonces al fin y al cabo es una visión puritana la que dice que con tu cuerpo lo único que puedes hacer es picar piedra, hacer trabajos físicos, y no genitales, por decirlo así. Si yo, libremente, sin ningún condicionamiento económico o social, sin que nadie me obligue, quiero hacer de eso, mi profesión, ¿hasta qué punto no puedo?
P. ¿No hay entonces una postura clara de Compromís en cuanto a la prostitución?
R. Pues, es un debate abierto todavía. El problema de la abolición es: por prohibirlo, ¿se acaba la prostitución? Al hacerlo ilegal, ¿qué consigues? Sí que mayoritariamente la gente está por la vía de abolir, pero ojalá que con la palabra “abolir” la abolirás realmente.
Es un problema social, de hasta qué punto las personas que ejercen la prostitución lo hacen porque no tienen más opción que esa o porque son víctimas de trata. Pero el hecho en sí, que una persona con su cuerpo haga lo que quiera, es otro debate.
Hay gente que vive de eso, y hay clientes. Obviamente, tendrás que ir a por los clientes, pero no lo vas a erradicar así por así. ¿Qué conseguirás? ¿Que esa gente sea más invisible, que estén en peores condiciones y no puedan ejercer libremente?
Propuestas que sí hemos hecho es que la administración no esté financiando medios de comunicación que tengan anuncios de prostitución. Pero una propuesta contundente de erradicación de la prostitución, no la he visto, y creo que simbólicamente sí está claro, pero a efectos prácticos es complicado. Sin embargo, por los temas que trato, no me he visto nunca en la posición de posicionarme públicamente.
P. Un tema en el que sí se han posicionado claramente como partido es en cuanto a la ley LGBT que ha aprobado el parlamento de la Comunidad Valenciana esta misma semana. Muchos evangélicos están preocupados porque consideran que varios artículos en estas leyes autonómicas restringen la libertad de conciencia, religiosa o de expresión. ¿Hay motivos para que los cristianos estén preocupados?
R. Creo que no, la ley es un paso adelante. Es como si dijera que no hay cristianos LGTBI: los hay, y querrán vivir su sexualidad con completa normalidad. La gente que se siente agredida porque se aprueben leyes LGTBI, ¿qué tipo de gente es?
En cuanto a libertad de expresión, siempre lo hemos dicho, que está mientras no ofendas al otro. El problema es cuando tratas a una persona que tiene una sexualidad diferente a la tuya como una persona enferma. Eso, ¿en base a qué? ¿A algún estudio científico? No es posible.
El problema es cuando vemos ciertas confesiones religiosas que están interfiriendo. Hay un consenso político y del sector educativo. Cuando vas a una escuela pagada con dinero público, pero donde los profesores los escoge el Opus o cualquier confesión parecida y te dicen que el matrimonio homosexual es una patología, o que una mujer que ama a una mujer está mal. En este caso, no estás accionando contra la libertad de expresión de ese profesor o de ese libro de texto, sino que estás defendiendo un mínimo de normalidad, y blindando que no se te pueda insultar.
P. La mayoría estará de acuerdo en no insultar y respetar a todas las personas. Sin embargo, estas leyes contienen una inversión de la carga, por ejemplo, que quien sea acusado de homofobia deberá demostrar su inocencia. Además se incluyen regímenes de sanciones que se pueden aplicar a medios de comunicación. Imagine que Protestante Digital expone un versículo de la Biblia que dice que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, según la visión cristiana.
R. No creo que la ley vaya por allí.
P. ¿No sería aplicable así la ley?
R. Hablemos de violencia de género, donde se da el mismo caso. Posturas críticas con esta ley dicen lo mismo: que es injusto que cuando una mujer denuncia a un hombre, es el hombre el que tiene que demostrar que es inocente. Pensamos que estas críticas son exagerar lo que dice la ley y lo que es la realidad. Obviamente, son leyes que se hacen para proteger a un colectivo vulnerable, y para que haya un instrumento disuasorio: ‘Ojo con que me agredas’.
Que un hombre matara una mujer hace unos años no era ni noticia, y ahora abre telediarios. Hoy sigue siendo normal una agresión homófoba, aunque cada día menos. Una ley que te marque qué se puede y qué no, dónde está el límite, pensamos que es positivo. Seguramente, todo el rechazo social que hay hacia la violencia de género se ha ganado a pulso, con leyes y con una concienciación continua. Hoy en día, cuando matan a una mujer, un ayuntamiento sale a la calle.
P. En la cuestión de la violencia de género seguramente habría un consenso mucho más grande.
R. Sí, pero nosotros creemos que la ley LGTBI va por el mismo camino. Cuando a una persona la pueden agredir por su opción sexual, queremos que el ayuntamiento salga a la calle y que esa agresión sea una anormalidad, no como ahora.
Pensamos que esta ley no coarta la libertad de expresión. Por comparar, aunque son temas diferentes, alguien podría decir: “Es que en la Biblia pone que el marido puede azotar a la mujer…”, ¿esto sería correcto? ¿Y en qué contexto?
P. Sí, pero eso no está en la Biblia.
R. O el Corán o cualquier texto sagrado. Se lo pongo como ejemplo. Pero la pregunta es, ¿cómo usas ese texto? ¿Para justificar algo?
P. Leyendo la ley valenciana, hay una descripción de la LGBTIfobia. ¿Considera que se usa la etiqueta ‘homófobo’ con demasiada facilidad contra cualquiera que no esté de acuerdo con la totalidad de lo que plantea una ley como esta?
R. No, habrán usos y usos. A mí me ha pasado a veces, que haces cualquier comentario crítico contra alguien que es mujer, y te tachan automáticamente de misógino, sólo porque has criticado la posición de una mujer, cuando mi crítica era por su función política.
Habrá gente que no comparte nuestras políticas. Alguien que no sienta cómodo con las políticas LGBTI no tiene por qué ser un homófobo, hay que respetarlo.
P. En cuanto a la educación infantil, ¿dónde está el límite entre educar en tolerancia a la diferencia, algo por lo que históricamente los protestantes han luchado, y adoctrinar a los niños animándoles a tomar decisiones que por su edad, quizás no deberían estar planteándose ya?
R. Bueno, tocaría ver qué dicen los libros de texto, y no solamente cuando se saca un titular de que si en Navarra les enseñan a los niños a masturbarse, por decir algo. Creemos que las personas deben entender cómo funciona el cuerpo humano: el sistema respiratorio, el sistema circulatorio y también el sistema de reproducción sexual, con la máxima normalidad posible. Debemos tener una educación normal, y no hay que ver más problema.
P. Sin embargo, la educación sexual ya formaba parte del currículum educativo. Pero en el caso de las nuevas leyes LGTBI, se introduce un enfoque más activista, en colaboración con los grupos LGTBI. ¿También era necesario?
R. Es normalizar, porque la sociedad se va normalizando también. Cuando veíamos la televisión hace un tiempo, no existían homosexuales, solo había los chistes de “mariquitas”. Los niños ahora se han acostumbrado a ver películas, series, donde hay personas del mismo sexo que son pareja y es lo más normal del mundo. Antes estaban sólo para ridiculizarlos.
Hay que ver la realidad LGBTI como algo normal, es algo que existe y que no debemos ocultar. Así que si de bien pequeño sabes que la inmensa mayoría de la población vive en pareja de distinto sexo, pero que hay personas que también pueden vivir con pareja de su mismo sexo, lo ves como normal. Es como los niños deben verlo, saber que hay gente que no es heterosexual, y eso hay que normalizarlo, que lo vean normal desde pequeños.
De la misma forma que debemos ver normal que no se puede pegar a otra persona por ser de otro género, o que vivimos en un planeta finito en el que debemos respetar el medio ambiente. Son temas que quizás no estaban en el currículo escolar hace 20 años porque no existía esa sensibilidad.
P. Ha hecho dos intervenciones en el Senado que nos han llamado la atención, por ser poco comunes en el contexto político español. La primera tiene que ver con pedir que no todos los festivos religiosos sean católicos. ¿Por qué?
R. Sí. En teoría estamos en un estado aconfesional, pero después ves que quien te marca el calendario es una religión concreta.
Hace dos semanas estuvimos en Ceuta y Melilla, por trabajo del Senado, y nos explicaron su realidad, que es completamente otra. Al haber allí casi un 50/50 de cristianos y musulmanes, y también comunidades hindúes y judías, sus principales celebraciones están en la agenda. Obviamente sería imposible guardar todos los festivos de todas las religiones, pero se intenta llegar a un acuerdo, y hay fechas significativas que sí se podrían incorporar.
Obviamente, la Navidad no vas a tocarla. Pero el Día de la Inmaculada Concepción o el 15 de agosto, ambos son festivos religiosos, ¿hasta qué punto son necesarios esos festivos para la comunidad cristiana? Sin embargo, para los musulmanes o para la comunidad hebrea habrá un día que es muy importante en su calendario que podría ser festivo. Dialoguemos, e intentemos buscar ese acuerdo, aunque sea con proporcionalidad.
Además, muchas veces no somos conscientes de lo que celebramos. En Pascua es fiesta, pero la gente ha perdido el sentido religioso.
P. En esa intervención en el Senado, usted mencionaba que FEREDE pedía un día festivo. Hay evangélicos que no piden que sea de carácter festivo, pero que sí se ponga en el calendario el Día de la Reforma, el día 31 de octubre. ¿Ayudaría a la pluralidad religiosa de España?
R. Sí, y debemos asumir que vamos a una sociedad que cada vez será más plural. Hay comunidades como los musulmanes que tienen demográficamente más hijos que otras, por lo que habrá pueblos donde cada vez habrá más población musulmana, y en algunos casos son gente que lleva aquí toda la vida, no son inmigrantes. Hay que buscar algún tipo de reconocimiento, y que se vea que la sociedad española es plural, de hecho lo ha sido históricamente.
P. Otra de sus intervenciones fue en junio de 2018 cuando, junto a su compañero de partido Jordi Navarrete dijeron literalmente que la derecha “hace lo mismo con la Biblia que con el código penal: mucho hablar del texto, pero poco cumplirlo; la Biblia a veces cuenta cosas interesantes”. Y luego pasó a citar versículos de Éxodo, Proverbios, Isaías, Efesios, etc. Todos ellos hablan de justicia, de corrupción, de cuidar a las viudas y huérfanos, los extranjeros… ¿Cómo llegaron a esta idea de usar la Biblia?
R. Estamos en el Senado, que de alguna forma es una cámara invisible, y tienes que usar cosas originales para llamar la atención. Foro Asturias presentó una propuesta de conmemorar el 300 aniversario de la Virgen de Covadonga y pedían que se emitieran monedas y sellos.
Nosotros les recordamos que el PP se había negado a emitir un sello del 500 aniversario de la Reforma, con un sello de la Biblia del Oso. A nosotros nos parecía mal que un símbolo autonómico como la Virgen de Covadonga tenga esa relevancia, cuando una comunidad más amplia como la protestante te pide un gesto simbólico y se niega. No era lógico.
Con nuestra intervención quisimos ridiculizar un poco su postura de superioridad moral y de “gente recta” por identificarse como defensores a ultranza de la religión, los primeros que salen en las procesiones, etc. Quisimos decirles que en casos de corrupción, no sólo estaban incumpliendo el código ético del PP o el código penal, sino que estaban incumpliendo incluso textos sagrados.
P. ¿Cómo hicieron la documentación de buscar todos esos textos bíblicos?
R. Google es fantástico [ríe].
P. Sobre religión en la escuelas. El consejero del gobierno autonómico valenciano, Vicent Marzà, que es de Compromís, anunció que la asignatura de religión evangélica sería cursable a partir de este año. También la islámica. En cambio, usted se ha posicionado en contra.
R. Nosotros compartimos lo que está haciendo la Consellería: hay una norma estatal que dice que hay que ofrecer estas religiones con las que el Estado tiene acuerdos. Y lo hemos ofrecido, algo que no se había hecho nunca.
Pero somos partidarios de que la religión esté fuera del horario lectivo. En las escuelas se puede enseñar religiones, los patios para hacer deporte, manualidades, o lo que se quiera. Son edificios públicos y se han de usar para la ciudadanía, pero fuera del horario escolar.
Concretamente con la religión musulmana hemos tenido problemas, incluso manifestaciones con posturas bastante xenófobas. Por ejemplo, en Altura, junto a Segorbe, se quiso impartir enseñanza islámica, y el Partido Popular montó una manifestación en contra. Quizás en vuestro caso, el de los protestantes, no es tan descarado el rechazo porque no identifican vuestra religión con la inmigración.
P. Aunque podrían, porque hay muchos evangélicos en España que son originarios de Latinoamérica.
R. Pero no se suele tratar de la misma forma a la inmigración de Sudamérica que a la de los países africanos.
En resumen, pensamos que si hay una ley, se tiene que cumplir, pero lucharemos por cambiarla. La religión debe estar fuera del horario escolar. Nos parece bien que en las escuelas se imparta religión siempre que sea fuera del horario de clase, y a cargo de las propias confesiones. Al terminar las clases, quien quiera, tiene ahí una aula con luz y calefacción.
Por otro lado, estaría bien que se estudie el fenómeno religioso porque ha formado parte y condicionado la historia de la humanidad. Pero eso es diferente que impartir una religión.
P. Hay gente que dice que no se puede ser cristiano y de derechas. Yo le pregunto al revés: ¿se puede ser de izquierdas y cristiano?
R. En teoría, sí. Si te vas a los textos sagrados y a la doctrina cristiana, ves que muchas de las ideas son prácticamente lo mismo que planteamientos de izquierda. Algunos se preguntan si el marxismo es un nuevo cristianismo. Hasta cierto punto ves que son dos maneras diferentes de contar prácticamente lo mismo: la igualdad entre las personas, el luchar por un mundo mejor, sea aquí o en otra esfera, etc. Eso lo ves en Sudamérica, con la teología de la liberación, por ejemplo.
Por otro lado, sí creo que hay planteamientos de la derecha que no son cristianos: ¿qué tipo de sociedad quieren? ¿Una sociedad de los mejores, una sociedad estratificada de desigualdades, un liberalismo de sálvese quien pueda? ¿O una sociedad igualitaria, de solidaridad entre las personas?
Al final la religión y la política son dos relatos sobre cómo organizamos el mundo. Unos tienen un planteamiento más metafísico y otros quizás más terrenal. Muchas veces la labor que puedan estar haciendo organizaciones de ámbito religioso, desde Cáritas hasta cualquier asociación de barrio que pueda estar luchando contra las desigualdades sociales, están hablando un poco de lo mismo, aunque cambiando de “jefe” [ríe].
P. ¿Animaría entonces a cristianos a involucrarse en política?
R. Claro. La política, o la haces, o te la hacen. Para los cristianos, entiendo que su planteamiento es trabajar para mejorar esta sociedad, y una forma de hacerlo es en la política. Si no lo hacen los cristianos, lo harán la gente que no lo es. De hecho, he visto partidos de izquierda en los que hay muchos cristianos de base, cristianos activos.
P. ¿Sabe de cristianos evangélicos que sean militantes de Compromís?
R. Pues imagino que habrá. Es algo transversal, no sé, aunque en nuestro partido no hay una corriente de cristianos activos organizada como tal. Sí sé que hay gente cristiana practicante, gente que no lo es. También hay el debate de hasta qué punto un alcalde en un pueblo tiene que ir a las procesiones o no, pero eso ya es otro tema. Algunos dicen “yo no soy creyente, pero me toca ir a la procesión por temas de representación”.
Pero no tenemos un grupo de cristianos organizados en Compromís que actúe como tal. Somos laicos, aconfesionales como partido político. No es un tema que nos preocupe.
P. Y, a nivel personal, ¿tiene alguna conexión con cristianos protestantes o evangélicos?
A. No, no tengo ningún tipo de contacto así directo, no. Igual sí y no soy consciente, tampoco le pregunto a nadie en qué cree o deja de creer.
P. Por sus intervenciones en el Senado sobre los protestantes, podía hacer pensar que quizás tendría usted algún tipo de conexión con protestantes.
R. La pregunta que hicimos en el Senado sobre el sello de la Reforma, fue porque el concejal nuestro en Vila-real nos lo comentó. Allí sí hicieron una moción y celebraron el aniversario de la Reforma. Él fue quien me lo comentó, y me dijo que podría plantearlo en el Senado, y me pareció un tema interesante.