Líderes de dos grandes etnias indígenas pidieron el viernes al papa Francisco que los defienda de los “foráneos” en un encuentro del Pontífice con los nativos de la Amazonía, cuyos territorios sufren las consecuencias de la extracción de oro, madera y petróleo.
“Los foráneos nos ven débiles e insisten en quitarnos nuestro territorio de distintas formas. Si logran quitarnos nuestras tierras, podemos desaparecer”, dijo Yésica Patiachi, del pueblo indígena Harakbut, mientras Francisco, en su primer día completo en Perú, escuchaba sentado en una silla de madera amazónica.
Patiachi aludió a taladores de árboles, buscadores de oro y compañías petroleras, que según dijo “abren trochas para abrir caminos de cemento” en la rica selva.
“Gracias por vuestra presencia y por ayudarnos a ver más de cerca, en vuestros rostros, el reflejo de esta tierra. Un rostro plural, de una variedad infinita y de una enorme riqueza biológica, cultural, espiritual. Quienes no habitamos estas tierras necesitamos de vuestra sabiduría y conocimiento para poder adentrarnos, sin destruir, el tesoro que encierra esta región, y se hacen eco las palabras del Señor a Moisés: «Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa» (Ex 3,5)” (Fuente: Vatican News).
El dilema del hombre moderno es su insaciable apetito por los recursos naturales (en el caso de plantas y árboles, metales y fuentes energéticas) y esta sed no parece aplacarse con homilías o discursos del papa o de los otros exponentes de las iglesias protestantes (en el caso de los últimos pareciera que se han abanderado con los poderes del momento). Ni siquiera los líderes mundiales que tienen poder y que se confiesan como cristianos pueden torcer la mano de los grandes imperios económicos que son los que dictan la política y economía mundial.
Francisco ha tenido un buen gesto al proponer una defensa de los nativos habitantes de Chile y Perú. No creemos en tanta sabiduría de esos pueblos originarios que han podido sobrevivir en base a instintos de supervivencia y a creencias paganas que les han dado algún sustento emocional.
Es la predicación de misioneros y pastores nacionales cristianos la que ha traído un cambio de estilo de vida y sustento espiritual a miles de de personas incluyendo en el número a muchos habitantes de esos pueblos originarios. Desconocer ese hecho es no saber entender la historia.
Creemos que es la enseñanza de la Biblia la que puede seguir haciendo una diferencia en los seres humanos. Pero esa enseñanza debe estar respaldada por acciones prácticas que demuestren en lo que se cree.
Citamos Hechos 3:19 y 20 como base de lo que hemos afirmado antes: “Por eso, vuélvanse ustedes a Dios y conviértanse, para que él les borre sus pecados y el Señor les mande tiempos de alivio, enviándoles a Jesús, a quien desde el principio había escogido como Mesías para ustedes”.
Lo anterior es el comienzo de las buenas noticias para todos los que oyen la proclamación del evangelio, no importa si habitan en las metrópolis, los villorrios o la selva. Porque no hay otro nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos.
(Guillermo Serrano, Sábado 20 de enero, 2018).