Las iglesias en Sudáfrica oran “por la paz y la calma” mientras el país se recupera de unos disturbios masivos

Desde la Alianza Evangélica Sudafricana aseguran que muchas personas necesitadas han quedado todavía más afectadas por el cierre de supermercados. / Captura de pantalla RTVE

La violencia callejera y el pillaje se han intensificado en los últimos días, tras la detención del expresidente Zuma. Al menos han muerto 212 personas y más de 2.500 han sido detenidas.

Pocos podían esperar que el encarcelamiento del expresidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, iba a generar una ola de disturbios en el país que algunos analistas locales recuerdan como la más importante desde la época del apartheid. El balance que ha quedado tras ocho días de furia popular respalda la hipótesis.

Las autoridades contabilizan al menos 212 muertos a causa de la violencia en las calles y del pillaje en las tiendas y los grandes almacenes. La policía ha detenido a más de 2.500 personas y miles de negocios han sido arrasados y se han calcinado hasta 161 centros comerciales, quedando afectada la economía en algunas zonas del país e incluso afectando el suministro a hospitales en plena propagación de la variante Delta de la Covid-19.

Zuma entró en prisión después de negarse a comparecer ante un panel judicial que investiga acusaciones de corrupción durante su estancia en la presidencia, entre 2009 y 2018. El expresidente tiene que responder ahora ante un tribunal de Pietermaritzburgo de 16 cargos de fraude, corrupción y chantaje relacionados con su mandato, algunos de los cuales se remontan a 1999, cuando ejercía la vicepresidencia y participó en la compra de material militar a cinco empresas europeas. “Tras el arresto del expresidente, sus partidarios han exigido la revocación del Estado de derecho para que pueda ser liberado. Lo que está claro es que sus partidarios también son los que se beneficiaron de la corrupción masiva durante la presidencia de Zuma. Ahora están contraatacando y tratando de instigar un levantamiento popular en su defensa”, asegura el secretario general de la Alianza Evangélica Sudafricana (TEASA, por sus siglas en inglés), Moss Ntlha, en declaraciones a Protestante Digital.

 

Las iglesias en Sudáfrica oran “por la paz y la calma” mientras el país se recupera de unos disturbios masivos
Al menos 212 personas han perdido la vida en los últimos disturbios en Sudáfrica. / Captura de pantalla RTVE

División en las esferas de poder

Para el gobierno sudafricano, a pesar de estar controlado por el mismo partido al que pertenece Zuma, el histórico Congreso Nacional Africano, detrás de los disturbios hay una motivación política por parte del bando favorable al expresidente, que todavía sigue teniendo peso. “Los acontecimientos han sido un ataque deliberado, coordinado y bien planificado contra nuestra democracia (…) Estas acciones están destinadas a paralizar la economía, causar inestabilidad social y debilitar gravemente, o incluso desalojar, el estado democrático”, ha asegurado el actual presidente, Cyril Ramaphosa.

 

Para la Alianza Evangélica, “después de lo que inicialmente parecían unos disturbios espontáneos, ahora ha quedado claro que se trataba de un programa organizado de desestabilización tras el arresto del expresidente Jacob Zuma”. “Muchas comunidades han comenzado a defender sus propios pueblos contra aquellos que desean instigar disturbios. Incluso los pobres que estaban saqueando han admitido que fueron reclutados por instigadores que les aseguraron que la policía no respondería y que podrían ayudarse a sí mismos con comida gratis. Se han perdido miles de millones de rands debido a los daños causados, y la confianza de los inversores se ha visto afectada”, lamentan.

El epicentro de las protestas ha sido en la provincia de KwaZulu-Natal, de donde es Zuma. Aunque el gobierno ha desplegado a 10.000 soldados en las calles, muchos piensan que la tardía respuesta de las fuerzas de seguridad ha permitido que la situación se descontrolase. “Algunos de los partidarios de Zuma fueron instalados por el expresidente en el aparato de seguridad del país y parecen seguir ejerciendo influencia allí. En general, se considera que la lenta respuesta de las fuerzas del orden a los disturbios fue causada por su influencia. De las nueve provincias del país, solo dos han sido gravemente afectadas por los disturbios [KwaZulu-Natal y Gauteng]. La estabilidad ha comenzado a regresar a las comunidades afectadas”, añade Ntlha.

Las iglesias evangélicas, informan desde la Alianza, “están ofreciendo un ministerio pastoral y de intercesión” ante la situación de caos social. “Se han creado muchos grupos de oración para orar por la paz y la calma. Las iglesias también están respondiendo a las necesidades de los pobres que no pueden conseguir alimentos porque los supermercados han sido arrasados y saqueados, y las rutas que traen suministros han sido bloqueadas”, remarca Ntlha.

 

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Desde la Alianza Evangélica Sudafricana aseguran que muchas personas necesitadas han quedado todavía más afectadas por el cierre de supermercados. / Captura de pantalla RTVE

“Estamos en medio de la ola de la variante Delta”

Los disturbios en Sudáfrica se han producido cuando el país atraviese una nueva etapa en su evolución particular de la pandemia a causa de la variante Delta de la Covid-19. Hasta este lunes 19 de julio, el Ministerio de Salud del país ha registrado más de 2,2 millones de contagios y 64.509 muertes. 

“Estamos en medio de una nueva ola con la variante Delta del virus. La situación es muy grave y las infecciones son altas, y las tasas de mortalidad también están aumentando. El gobierno ha introducido el nivel 4 de confinamiento, que restringe todas las reuniones, incluidas las reuniones religiosas”, explica Ntlha. “Las iglesias están restringidas por el nivel 4 de confinamiento. Algunas iglesias están presionando al gobierno para que permita las reuniones, pero desde la TEASA opinamos que esto no es aconsejable en este momento de la pandemia”, subraya el secretario general de la Alianza Evangélica Sudafricana.

Los recientes disturbios han puesto de manifiesto también la delicada situación económica en la potencia africana tras el impacto de la pandemia. En este sentido, desde la Alianza Evangélica recuerdan que “las iglesias están muy involucradas en el cuidado de los necesitados, especialmente después del devastador impacto de Covid en la economía”. “Proporcionan alimentos y otros cuidados y apoyo pastoral. Se han plantado muchas comunidades nuevas como resultado de esa respuesta de las iglesias a las necesidades humanas. La Alianza Evangélica también trabaja con otras organizaciones para capacitar a jóvenes desempleados para que inicien sus propios negocios”, señala Ntlha.

 

La lenta llegada de las vacuna y la desinformación

Sudáfrica ha aprobado hasta la fecha cuatro patentes de vacunas contra la Covid-19 para su uso en la población: Pfizer/BioNTech, Johnson&Johnson, Oxford/AstraZeneca y Sinovac, según la Autoridad Reguladora de Productos Sanitarios de Sudáfrica (SAHPRA, por sus siglas en inglés). Sin embargo, la vacunación en el país está siendo todo un reto. En febrero de 2021, el gobierno sudafricano paralizó la vacunación con el inoculado de Oxford/AstraZeneca por su baja efectividad ante la variante local del virus que había mutado.

Además, el país también se ha convertido en un foco para la especulación de mafias que roban vacunas contra la Covid-19 y venden otras falsas. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi la mitad de los medicamentos falsificados entre 2013 y 2017 se encontraron en el África Subsahariana.

“Hasta la fecha, la escasez de vacunas ha significado que solo las personas mayores de 50 años hayan sido llamadas a vacunarse. A partir del 15 de julio, los mayores de 35 años han podido comenzar a registrarse”, explica el secretario general de la Alianza Evangélica Sudafricana, Moss Ntlha.

Otro problema es el de la desinformación que circula en el país respecto a la vacunación contra la Covid-19. Desde la Alianza Evangélica han organizado seminarios y conferencias online para “abordar la información errónea sobre la vacunación contra la Covid-19 y alentar a las iglesias a recibir sus dosis”. “La última investigación del Consejo de Investigación Médica y el Consejo de Investigación de Ciencias Humanas sugiere que el 52,3% de las personas dice que definitivamente se inyectarían la vacuna, si estuviera disponible. El 14,2% dice que incluso aunque estuviera disponible, definitivamente no lo haría. En el medio se encuentran los que no están seguros”, apunta Ntlha.

 

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