Las cualidades de un papa

(Quinto artículo de esta serie)

El periódico ABC de Madrid habla de lo que sus periodistas llaman los 10 posibles candidatos al trono papal. Y nosotros les damos el link, por si quieren conocerlos: http://www.abc.es/sociedad/20130303/abci-diez-principales-papables-201303030949_10.html

Entre las cualidades de todos ellos, se menciona la habilidad de hablar varios idiomas, poseer excelentes dones de comunicación, experiencia con la curia vaticana y haber estado a cargo o de trabajar en comisiones o grupos de trabajos encargados por el papa saliente. El promedio de edad es de alrededor de 60-65.

¿Pero que dicen los fieles del catolicismo sobre lo que ellos desean ver en su máximo líder? Parece que los asistentes de comunicación de los “papables” y de los cardenales que tienen derecho a votar por el nuevo papa no se dedican a leer las redes sociales o los comentarios que se recogen en entrevistas de la calle de reporteros y periodistas que se dedican a su oficio.

El clamor de la gente quiere un papa pastor, que se relacione con la gente y que responda a las necesidades que tienen los miembros del catolicismo. Y quieren también un pastor en el sentido de la palabra que pueda expresar el cuidado a una grey que se siente más y más la lejanía de una iglesia que prefiere institucionalizarse en lugar de descender allí donde se encuentran los obispos y sacerdotes que deben hacer oír la voz de aquel que entra al cónclave como cardenal y sale de él convertido en sumo pontífice.

La cuestión es que no vamos a ver una transformación en la Iglesia Católica Romana porque eso significaría renunciar a la pompa, al boato y a los privilegios que otorga una religión que también funciona en el ambiente diplomático y que parece sentirse y moverse muy bien en esos ámbitos.

No podemos olvidar aquí que el catolicismo abrazó con mucho entusiasmo la idea de los  estados pontificios (territorios e inmuebles) donde el papa, por más de 10 siglos ejerció el poder religioso y civil. Fue por la fuerza y la guerra que la Iglesia-institución aprendió ya tarde en el siglo 19 que había perdido el poder que tanto ansiaba.

No nos sorprende que la primera fumata haya sido negra. Es que encontrar al hombre, sí, al hombre –porque quizá el catolicismo tendrá que experimentar una sequía amenazante antes de permitir que las mujeres tengan acceso al sacerdocio- que reúna las condiciones que esperan los ultraconservadores, que parecen ser la mayoría, y que no desean cambios trascendentales en su institución y tampoco satisface a los liberales que anhelan una reforma que el catolicismo tuvo la oportunidad de vivir en el siglo 16 y que rechazó como herejía. ¿La mayor de esas herejías? Que el pueblo pudiera leer la Biblia, sí, la revelación de Dios en el idioma que el pueblo pueda entender. Así de claro, y así de verdadero.

Guillermo Serrano, Miércoles 13 de Marzo, 2013.