La pre-semana santa o semana mayor y Lucas el pintor

“Muchos han emprendido la tarea de escribir la historia de los hechos que Dios ha llevado a cabo entre nosotros, según nos los transmitieron quienes desde el comienzo fueron testigos presenciales y después recibieron el encargo de anunciar el mensaje. Yo también, excelentísimo Teófilo, lo he investigado todo con cuidado desde el principio, y me ha parecido conveniente escribirte estas cosas ordenadamente, para que conozcas bien la verdad de lo que te han enseñado”.

El párrafo anterior provee una buena introducción periodística a los hechos que sucederán en lo que conocemos como los evangelios. Es una guía que se ampliará con detalles que interesan a todos los que siguen la vida y hechos de Jesús, el nazareno, que traía un mensaje raro y extraño a los ojos y oídos de los habitantes sojuzgados por un imperio que no conocía de la piedad o de la solidaridad.

Es Lucas, escritor del tercer evangelio, de acuerdo al orden que encontramos en la Biblia (a menos que estés leyendo la “Biblia cronológica” …) quien nos da esa introducción que desea ser histórica y valedera.

En esta serie de comentarios breves y diarios que comenzamos hoy, utilizaremos el evangelio de Lucas. Y comenzamos con el capítulo 2, cuando Simeón, el anciano profeta que se encaminaba al templo al mismo tiempo que los padres de Jesús, le dio su bendición a María, diciendo: “mira, este niño está destinado a hacer que muchos en Israel caigan o se levanten. Él será una señal que muchos rechazarán, a fin de que las intenciones de muchos corazones queden al descubierto. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que atraviese tu propia alma”.

Sería el dolor lo que caracterizaría la experiencia de esos protagonistas de una historia que se escribiría todos los días. Dolor ante la incomprensión del mensaje que se anunciaba. Dolor físico y mental de una sociedad -como la nuestra- que no estaba acostumbrada a que le hicieran bien.

Estas son las cosas que debemos tener presentes cuando nos aprestamos a observar la semana santa o mayor.  Y Lucas, en la imaginación del pintor Guercino (1591) es el protector de los pintores, ya que según la leyenda San Lucas fue el autor del primer retrato de la Virgen María. En esa pintura, el evangelista aparece, como el pintor de la virgen y el niño y él, Lucas sería el mejor retratista, ya que de acuerdo a la tradición habría conocido María y recibido de ella los detalles que aparecen reflejados en su evangelio.

Sí, es un buen comienzo que nos introduce a estos días que menos y menos se celebran y que más y más nos alejan hacia el desconocimiento de personas y eventos que tanto han significado en la vida de millones de persona.

(Guillermo Serrano, Viernes 23 de Marzo, 2018)