De punta a punta del continente, los evangélicos perciben el impacto de la pandemia de forma diferente, pero confirman la lenta llegada de las dosis y la “circulación de desinformación”.
Mientras la vacunación contra la Covid-19 sigue su curso en la mayoría de países de América del Norte, Europa y Oceanía, a pesar de algunas polémicas en cuanto a las entregas por parte de las grandes farmacéuticas y de los plazos de tiempo, en África la situación es diferente. Aunque el impacto de la pandemia en el continente, hasta ahora, ha sido menor a los datos que registran otras regiones, la nueva ola está golpeando con fuerza en el territorio africano.
La proliferación de la cepa de origen sudafricano, de la cual algunas investigaciones han señalado que es un 50% más contagiosa y más resistente a los anticuerpos naturales, es uno de los factores por los que en el pasado mes de enero se llegaron a superar los 35.000 contagios diarios en el continente. “La nueva ola comenzó a finales de noviembre y fue confirmada oficialmente por el gobierno a principios de diciembre. En un principio, se confinaron algunas provincias, como Cabo Oriental y Cabo Occidental. Desde diciembre, se ha extendido por todo el país y se ha informado del aumento de infecciones y muertes en todas partes. Los hospitales continúan llenos y saturados en algunas zonas críticas”, explica el representante de la Alianza Evangélica Sudafricana (TEASA, por sus siglas en inglés) Aaron Mokabane.
Desde la otra punta del continente, en Egipto, con apenas una cuarta parte del número de fallecidos que se han registrado en Sudáfrica hasta ahora, la pandemia se ve de diferente manera. “La gente en Egipto no se toma la pandemia tan en serio como en Occidente. Tenemos algunas restricciones, las escuelas están cerrada ahora y se supone que la gente tiene que llevar mascarilla en los lugares públicos. Algunos lo hacen y otros no, pero cuando se habla con las personas en El Cairo, por ejemplo, no se tiene la sensación de que estamos viviendo una epidemia”, asegura el director general de la Sociedad Bíblica de Egipto, Ramez Atallah. “A pesar de que muchos están enfermos, a pesar de las muertes, no son cifras comparables a las de Estados Unidos o Europa, y la vida sigue transcurriendo con bastante normalidad”, añade.
La llegada de la vacuna evidencia la falta de recursos y la desinformación
Sudáfrica acumula más de 1,4 millones de contagios desde el inicio de la pandemia, y un total de 46.869 fallecidos. Una semana después de haber adquirido un millón de dosis de la vacuna Oxford/AstraZeneca, el gobierno tiene que rehacer su plan de vacunación porque un estudio preliminar apunta que la efectividad del inoculado inglés ante la nueva cepa local es solo del 10%. “El gobierno ha anunciado su plan de vacunación. Los grupos prioritarios incluyen a los profesionales de la salud y a las personas vulnerables”, señala Mokabane.
Naciones Unidas prevé que para el mes de marzo se haya vacunado solo un 3% de la población del continente africano, y un 20% para final de año gracias a la iniciativa público-privada Covax, que pretende facilitar el acceso a la vacuna de manera igualitaria en el conjunto de la población mundial, y a la que se han adherido todos los países del continente. Según la plataforma ‘Our World in Data’, la ratio de vacunación en África a fecha del 8 de febrero se situaba en el 0,04% del total de la población. Una cifra ínfima si se compara con el 4,31% que se registra en Europa, el 18,8% de Reino Unido, o el 65,8% de Israel.
“No es realista que vamos a llegar al 60% de la población inmunizada en un año”, ha señalado la responsable de introducción de Nuevas Vacunas de la Organización Mundial de la Salud en África, Phiona Atuhewbe. “Harían falta 9.800 millones de euros, que no tenemos”, ha remarcado. La situación, en palabras del director de Centros de Control de Enfermedades (CDC) africanos, John Nkengasong, se ha convertido en “un problema moral” dado que “será terrible comprobar esta desconfianza entre el Norte y el Sur (globales) respecto a un bien común como son las vacunas”.
Pero además de la falta de recursos para adquirir las vacunas, el conjunto de la sociedad africana también se enfrenta, como está sucediendo en otros lugares del mundo, a la desinformación. “Existen miedos y ansiedades respecto a la vacuna entre los ciudadanos, y en algunos casos incluso entre los profesionales de la salud. Hay teorías conspiratorias y desinformación circulando por ahí, y el gobierno ha comenzado una campaña de comunicación para abordar las preocupaciones, los miedos, las ansiedades, y la desinformación sobre la vacuna”, aseguran desde la Alianza Evangélica Sudafricana.
La entidad realizó un seminario en línea el pasado mes de diciembre “para comenzar un diálogo acerca de la vacuna”. “Una de las principales denominaciones pentecostales que es miembro de TEASA, la ‘Apostolic Faith Mission, ha emitido una declaración done aborda las preocupaciones que tienen las personas y la supuesta teología que hay detrás de algunas teorías conspiratorias”, explica Mokabane.
En ese comunicado, la denominación pentecostal recuerda que “estamos en una pandemia causada por un virus real” y que “enfocarse en la difusión de teorías conspiratorias es, en sí, jugar con el mal”. “El mayor peligro es la manera en que la Escritura es interpretada, utilizada, abusada, para formar esas revelaciones y teorías”, dicen. En este sentido, Mokabane lamenta que “hay grupos evangélicos minoritarios que todavía se muestran preocupados y parecen empeñados en resistirse a los planes de vacunación”.
Este debate no se limita al contexto de Sudáfrica, sino que es una realidad en otros países del continente. Protestante Digital también ha contactado para este reportaje con la Alianza Evangélica de Kenya (EAK, por sus siglas en inglés) y la única respuesta obtenida ha sido que los cristianos evangélicos en el país “todavía están debatiendo la cuestión de la vacuna como iglesia”.
Diferentes restricciones para las iglesias
Las restricciones en las reuniones presenciales de las iglesias evangélicas africanas son tan variadas como el continente lo es en sí mismo. Desde Egipto, Atallah dice que “las restricciones del gobierno en las celebraciones religiosas no han sido obligatorias para las iglesias”. “Cada denominación ha tomado sus propias decisiones, dentro de la normativa impuesta por el Ministerio de Sanidad”, apunta.
En Sudáfrica, dicen desde la Alianza, “algunas iglesias protestante históricas comenzaron a cerrar cuando aumentaron las infecciones como resultado de la nueva ola”. “El resto de iglesias se han visto obligadas a cerrar después de que el gobierno prohibiera las reuniones sociales y religiosas, excepto para los funerales”, añade. Aunque algunas comunidades organizaron alguna actividad presencial después de Navidad, desde el comienzo del año, dice Mokabane, “la mayoría de iglesias se han limitado a los servicios en línea”.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL – Internacional – Entre la falta de recursos y las teorías conspiratorias: el difícil recorrido de la vacuna en África