La cristiandad es una comunidad mucho más grande que nuestro pequeño mundo protestante o evangélico conformado por esos énfasis doctrinales que nos hacen tan especiales. Claro, las definiciones teológicas son las identifican nuestras mini denominaciones que exhiben sus estandartes y confesiones con mucho orgullo.
Pero están esas grandes denominaciones (dos de ellas gigantes) que siguen un calendario litúrgico muy distinto al nuestro.
Para ellas, el 6 de enero es una fecha muy especial. Casi más importante que la Navidad. Es el Día de Reyes o de la ocasión que llegaron los Reyes Magos a visitar al niño Jesús, ya no en el establo tradicional, sino en una casa.
Oh, no, no se trata de una tradición sin fundamento, sino siguiendo una lectura sino lineal, una casi cronológica de los eventos narrados en los evangelios. Porque para la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa, los eventos de la Navidad continúan hasta ahora, cuando los reyes (eran 3 o 4?) llegan a ofrecerle sus presentes al niño que sería Rey.
Ciertamente para muchos niños de Europa, América Latina y otras partes del mundo este día y celebración es muy, muy importante. Porque así como los reyes obsequiaron al niñito de Belén, así ellos reciben presentes y regalos que les siguen ilusionando cada año.
Sería muy conveniente para todos rescatar todas las fiestas del mercantilismo que ha hecho presa de ellas, para que en última instancia nos quedemos con el regalo más grande, ese que Dios no escatimó cuando envió a su Hijo a enseñarnos una mejor manera de vivir.
Pero no solo Jesucristo vino a enseñar lecciones morales o espirituales (insuperables, como el Sermón del Monte).
Vino con la misión específica de redimir al ser humano. Esta redención solo era posible al ofrecer su vida, el justo por los injustos, para pudiéramos tener acceso a la vida y a la vida eterna.
Esa vida eterna es lo que resumimos en nuestro modo coloquial de relacionarnos unos con otros con la palabra salvación.
No hay presente que pueda tener más valor hoy que el don de Dios al venir a este mundo o ofrecer su vida por nosotros.
Guillermo Serrano, Lunes 6 de enero, 2014.