!0h, esos impuestos!  Y ¿qué dice Dios al respecto?

La tradición de muchas iglesias cristianas es mirar al Martes santo, como el día de enfrentamiento entre Jesús y las autoridades religiosas, comandadas por distintas sectas dentro del judaísmo. La cosa era atrapar al Mesías, de manera que fueran los romanos los que se encargaran del castigo.

El texto del evangelio de Lucas, capítulo 20: “Mandaron a unos espías que, aparentando ser hombres honrados, hicieran decir a Jesús algo que les diera pretexto para ponerlo bajo el poder y la jurisdicción del gobernador romano. Éstos le preguntaron: —Maestro, sabemos que lo que tú dices y enseñas es correcto, y que no buscas dar gusto a los hombres. Tú enseñas de veras el camino de Dios. ¿Está bien que paguemos impuestos al emperador romano, o no?:

La pregunta es pertinente. Porque todos los pueblos sometidos tienen que hacer lo que los dominadores establecen. Pero quizá no se esperaban la respuesta, que leemos en el mismo capítulo: Jesús, dándose cuenta de la mala intención que llevaban, les dijo:  —Enséñenme una moneda de denario. ¿De quién es la cara y el nombre que aquí está escrito? –Le contestaron:

—Del emperador–. Jesús les dijo: —Pues den al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios–. Y en nada de lo que él decía delante de la gente encontraron pretexto para arrestarlo, así que admirados de su respuesta se callaron.

¿Habría dinero envuelto em el afán de los entreguistas que querían someter a Jesús al poder del imperio romano? Es posible. O por lo menos puestos de influencia y reconocimiento de los que ostentaban el poder.

De lo bueno de Jesús, de sus obras de misericordia hacia los pobres, de sus sanidades ante las multitudes de enfermos y personas con discapacidades, de la alimentación de miles de hambrientos y necesitados nadie hablaba o creían que podían ignorarlo.

Y los días cuentan y siguen, acercándonos más y más al clímax de esta semana: el juicio rápido y la ejecución como sedicioso del Salvador del mundo.

Alguien con licencia poética dijo que nosotros con nuestra indiferencia y malos actos, ayudamos a crucificar a Cristo todos los días.  Yo, que no tengo esa opinión, creo que cada generación es responsable de sus actos. Nuestra responsabilidad llega hasta el momento de ver y entender el sacrificio de Cristo como algo necesario para lograr la salvación del ser humano. Lo que uno haga después demostrará si la fe ha hallado cabida en el corazón como aferrase a ese sacrificio para llegar a tener una relación de fe y de gratitud con Dios.

(Guillermo Serrano, Martes 27 de marzo, 2018).