Junto a los ríos de Louisiana

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Barcelona, 9 de agosto de 2015. Jerry Lee Lewis tiene 80 años pero también toda su agenda de verano cubierta de actuaciones en Mississippi, Oklahoma o Londres. La música rock y el fanatismo religioso han tenido siempre una relación muy estrecha. Jerry Lee Lewis, por ejemplo, compartía mucho más que su propia sangre con el tele-predicador Jimmy Swaggart. Compartía también su debilidad por las mujeres, su afición por ocultar la realidad y su profunda convicción de que el rock n’ roll es del diablo.


En 1900 el 47% de la población de Louisiana era afro-americana. La industrialización, las plagas y los linchamientos producidos durante la post guerra, hicieron sin embargo que mucha de aquella población emigrase a grandes ciudades y buena parte de las granjas de Louisiana se arruinasen. Su influencia, sin embargo, había quedado en la juventud blanca: ′A través del rock n′ roll – decía Asa Carter-, el hombre blanco queda rebajado al nivel inferior del hombre negro. El rock n′ roll es parte integrante de un complot para socavar la moral de la juventud de nuestro país. Tiene carácter sexual, inmoral, y es el mejor camino para fusionar ambas razas′.

En aquella época Elmo Lewis era encerrado recurrentemente por tráficar con whiskey y los Swaggart se hacían cargo de su familia. Mary Ethel, su mujer, tenía una de esas granjas junto al río Mississippi pero sin duda creía tener más esperanzas en su hijo Jerry. Él y su primo Jimmy habían demostrado tener notables aptitudes tocando el piano y predicando en la pequeña iglesia Pentecostal de las Asambleas de Dios. Con el objetivo de evitar que desarrollase esas mismas aptitudes fuera de la iglesia, Mary Ethel hipotecó su granja, le compró un piano y lo envió a un seminario en Texas en 1950.

Jerry no tardaría en hacer allí ostento de la influencia que había recibido de la música negra y en una reunión sorprendió a todos con una adaptación boogie woogie del himno ′My God is Real′. El boogie woogie no sólo había sido una música tradicional de negros desde el siglo XIX, sino una particularmente apropiada para el baile que se había hecho popular partir de 1920. ¡Además se interpretaba con un piano, que era entonces un instrumento propio de la música religiosa! El decano de la escuela tenía buenas razones para expulsarle la mañana siguiente.

LA GRAN BOLA DE FUEGO

Muchos años después, se reencontró con Pearry Green, uno de sus compañeros de escuela que se vio involucrado. Jerry le aseguró que no dejaba de sorprenderse de que aquella música que a él le costó la expulsión, fuese precisamente la misma música que se interpretaba finalmente en las iglesias: ′La diferencia es que yo toco para el diablo y ellos no′ -dijo seguro de sí mismo. Aunque muchos podrían dudarlo, él tenía un concepto muy alto de sí mismo como estudioso de la Biblia: ′Yo era un buen predicador, conozco bien mi Biblia… y me veo muy lejos de la gloria de Dios′ -decía Jerry Lee Lewis incansablemente.

Poco podía imaginar realmente aquel decano, que su gesto sería una catapulta para convertir a Jerry en el popular Jerry Lee Lewis, ′el primer salvaje del rock n’ roll′. Sam Philips, de Sun Records, había descubierto ya a Elvis Presley y Johnny Cash. Jerry Lee Lewis además aportaba a su catálogo un blanco capaz de componer sus propias canciones y de tocarlas con el piano, un instrumento totalmente innovador dentro del rock n’ roll. Después de grabar ′Great Balls of Fire′ el 8 de octubre de 1957, en sus estudios de Menphis, Tennessee, la canción alcanzó automáticamente el #1 de las listas de country, el #2 de las listas de pop y el #3 de las listas de R&B en Estados Unidos, así como el #1 en las listas de singles del Reino Unido. ¡Jerry Lee Lewis cobraba entonces $10,000 por cada actuación!

El título de la canción ′Great Balls of Fire′ era una referencia explícita a la experiencia Pentecostal, donde supuestamente el fuego del Espíritu Santo se manifiesta, provocando que los miembros de la iglesia desarrollen un comportamiento sobrenatural. En esta canción la experiencia es escalada a un contexto netamente pagano, por lo que no es de extrañar que el propio Sam Philips temiese el alcance de su contenido blasfemo: «Sacudes mis nervios y mi mente / Tanto amor puede volver loco a un hombre / Acabaste con mi voluntad, ¡oh qué emoción! / Gloriosa exquisitez de las grandes bolas de fuego» -repite compulsivamente la canción.

EL CUARTETO DE UN MILLÓN DE DÓLARES

Una fotografía ha inmortalizado una sesión del 4 de diciembre de 1956 en la que Elvis Presley, Johnny Cash, Jerry Lee Lewis, y Carl Perkins interpretaron himnos cristianos a piano, en los estudios de Sun Records. Jerry Lee Lewis declaró en 2011 que Elvis Presleybuscaba su apoyo debido a que Johnny Cash y Carl Perkins eran bautistas, y no se sabían la letra tan bien como ellos dos, que eran pentecostales.

Sam Philips buscaba paralelamente lanzar una nueva línea de negocio con la música gospel, tal y como había visto hacer a otras compañías como RCA Victor o Columbia. Hizo extensible su oferta al mencionado primo Jimmy, con el que Jerry Lee Lewis había pasado tantas horas en las Asambleas de Dios. Jimmy Lee Swaggart, que era su nombre completo, difícilmente podía pagarse entonces un alquiler con los $30 semanales que recibía. Él y su familia deambulaban de un sitio a otro gracias a la solidaridad de las iglesias y a sus actuaciones gospel; pero Jimmy rechazó la oferta de Sam Philips, alegando que su misión era la predicación.

UN LOBO VESTIDO DE OVEJA

Jimmy Swaggart, sin embargo, no ha dejado de grabar sus propios discos de gospel hasta el día de hoy. A finales de la década de 1960 retransmitía sus canciones y predicaciones a través de numerosas cadenas de radio, que tuvo que ir vendiendo a medida que la ‘música cristiana contemporánea’ se hacía grande. Durante la década de 1980 había llegado sin embargo a ser uno de los tele-predicadores más populares en los Estados Unidos, llegando sus predicaciones a ser retransmitidas en alrededor de 3000 canales cada semana.

Durante aquella época muchos como Michael Sweet, de Stryper, le apoyaron declarando haber sido transformados por sus palabras. Jimmy Swaggart, sin embargo, buscaba por su cuenta descubrir lobos vestidos de oveja. Para ello publicó ′Religious rock n′ roll: a wolf in sheep′s clothing′ en junio de 1987, envuelto en una vívida cubierta violeta con letras fucsia fluorescente, donde arremetía explícitamente contra músicos como Larry Norman, Petra o Stryper. Michael Sweet, que era mencionado personalmente por su forma de bailar y cantar, ¡no podía dar crédito a sus ojos cuando lo leía!

Jimmy Swaggart estaba animado porque había destapado recientemente escándalos reales, que acabaron con la carrera de otros predicadores de la talla de Jim Bakker y Marvin Gorman. Fue precisamente en venganza por estas acciones contra Marvin Gorman, que él mismo fue vigilado y fotografiado muy poco después con una prostituta, como él mismo confesó llorando el 21 de febrero de 1988. En octubre de 1991 Jimmy Swaggart fue encontrado otra vez en compañía de una prostituta, pero esta vez las palabras que dirigió a la iglesia fueron muy distintas: ′El Señor me ha dicho que esto no es asunto vuestro′.

SIETE BODAS Y UN SOLO PAGO

Otra de las personas que más acusaciones recibió de Jimmy Swaggart, fue por supuesto su propio primo Jerry Lee Lewis. Las siete bodas de Jerry Lee Lewis, se sucedían unas a otras, a veces sin que las previas se hubiesen declarado nulas oficialmente. La más famosa de ellas ha sido sin duda la de su propia prima Myra Gale Brown. La boda se produjo cuando ella tenía 13 años y fue mantenida en secreto hasta que la prensa inglesa lo destapó en plena gira en mayo de 1958. El escándalo que esta noticia produjo llevó a Jerry Lee Lewis a cobrar $250 por actuación,… en lugar de los $10.000 a los que estaba acostumbrado. No es casualidad que un año después, su ex mujer Jane Mithcam Lewis, le llevase a juicio por el impago de $1.000 de pensión alimenticia.

La historia de los seres humanos parece un círculo vicioso cuando no es adornada. En la década de 1970, coincidiendo con la pérdida de su madre, Jerry Lee Lewis empezó a incluir en su repertorio himnos cristianos. No es difícil hoy escacharle interpretando The Old Rugged Cross, Amazing Grace o My God is Real, a menudo incluyendo entre canción y canción vítores pentecostales como ′¡Gloria!′ o ′¡Aleluya!′. ′Yo creo en la religión de los viejos tiempos, ¡fue en la que me crié!′ -gritaba también desde su piano, para delicia de muchos de los espectadores.

Especialmente significativo suena ese otro, titulado ′Will the circle be unbroken?′, que decía así: ′En los días felices de la infancia / me hablaban siempre de un amor maravilloso / señalando al salvador doliente / Ahora ellos viven con él allí arriba / ¿Te acuerdas de las canciones del cielo / que cantabas con voz infantil? / ¿Te gustan los himnos que te enseñaron? / ¿O prefieres las canciones de la Tierra? / ¿Será el círculo irrompible? ¿Y entonces?, ¿y entonces? / ¿Hay esperando un hogar? / ¿En los cielos?, ¿en los cielos?′

No es sorprendente que Flannery O′Connor se especializase escribiendo historias basadas en aquel ‘cinturón bíblico’ del sur de los Estados Unidos. Para ella era evidente que a diferencia de lo que ellos creían, los evangélicos allí estaban ′obsesionados-con-Cristo′ más que ′centrados-en-Cristo′. Eso les llevaba a estar más interesados en Dios como forma supersticiosa, que como guía real de conducta; y a repetir inevitablemente, una y otra vez, todo aquello que es puramente humano.

Sólo Cristo puede añadir algo singular o sobrenatural en la vida de las personas. Tanto para los que creían poder alcanzar la gloria por sí mismos, como para aquellos que creían no poder alcanzarla de ninguna forma, existe una única verdad: y esta es, que ′todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios- decía el apóstol Pablo a los Romanos- ′siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.»

LA VILLA DE LA GRACIA

La gracia es un escándalo. Que la salvación sea por gracia, claro, no significa que Dios esté obligado a extendérsela a alguien en particular. Elvis Presley había sido criado también por su madre, en una Asamblea de Dios; pero su sobrenombre de ‘rey del rock’ le situaba en una posición sin competidores en su profesión.

Los músicos de Led Zeppelin cuentan que se sorprendieron mucho con la doble moral de Elvis Presley, cuando le visitaron en su mítica mansión Graceland. Allí era fácil observarle rodeado de drogas y mujeres semidesnudas, sin embargo ellos cuentan que se enfadaba mucho al oírles a ellos decir palabrotas. Libros CLIE publicó una sorprendente biografía de ‘Elvis’ (Terrassa, 1980), donde su autor, Richard Mann, parecía darle a la música de Elvis Presley unos atributos casi mágicos.

Richard Mann creía que la música de Elvis Presley tenía poderes sobrenaturales en virtud de los clásicos himnos que grabó durante toda su vida. Para sus canciones religiosas, Elvis Presley utilizaba música de himnos clásicos o gospel porque creía que hacerlo con música rock era una abominación -el rock n’ roll era, al fin y al cabo, una música del diablo. Utilizaba entonces músicos especiales para sus himnos como Jake Hess o The Imperials. The Imperials, por su cuenta, empezó a utilizar el rock como método propagandístico ya desde 1966, pero Elvis Presley no apoyaba esa iniciativa por los mismos prejuicios que le guiaban en su propia carrera.

Elvis Presley fue hasta el final de sus días una persona muy trabajadora y pasaba muchas horas en el escenario, donde confesaba acompañarse siempre de una Biblia y una pistola. Pero Elvis era también una de esas personas que pasan muchas horas en el baño. Eso explicaba que se hubiese hecho construir una cómoda y ostentosa taza, que le sirviese también para sus dilatadas lecturas.

La noche del jueves 16 de agosto de 1977, como muchas otras noches, la pasó en vela observando de cerca cómo sus obsesiones no se calmaban. El abuso de pastillas al que se había habituado tampoco parecía ayudar. A las 9:00 de la mañana cogió uno de los libros a los que se había aficionado, con el título de ‘La búsqueda científica del rostro de Jesús’, y volvió al baño. Su novia, al ver que a la 13:30 todavía no había salido del baño, llamó a la puerta sin obtener respuesta. Al entrar encontró el cuerpo de Elvis frente a su taza, en el suelo y sin vida.

MÚSICA › Jerry Lee Lewis › Escrito por José Pablo Fernández el 9 de agosto de 2015. Hasta el día de hoy esta página ha tenido 483 visitas y 1 comentarios. Puedes seguirle también en Google.

Fuente: http://www.entrelineas.org/leer.asp?a=jerry-lee-lewis