Tres puntos a memorizar del discurso del Papa sobre la importancia de la «vocación memoriosa», escribe Griselda Mutual desde Ciudad del Vaticano, al terminar la visita del papa católico romano a Perú.
El Colegio Seminario SS. Carlos y Marcelo fue el escenario del encuentro del Papa con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas del Perú. Agradeciendo las palabras que Mons. José Antonio Eguren Anselmi, Arzobispo de Piura le dirigió, el Pontífice, con la concreción y la pedagogía que lo caracteriza, desarrolló su discurso en tres puntos, previa reflexión sobre la fe y la vocación, tras poner la mirada en Toribio de Mogrovejo, misionero y Santo Patrono del episcopado latinoamericano.
Poniendo el centro en las raíces, Francisco precisó que ellas son lo que nos sostiene a lo largo del tiempo y de la historia para crecer hacia arriba y dar fruto. «Nuestras vocaciones – dijo- tendrán siempre esa doble dimensión: raíces en la tierra y corazón en el cielo”. Y porque un árbol que no tiene raíces se marchita, el Papa lo comparó con la vida espiritual: «da mucha pena ver algún obispo, cura o monja marchito», pero «mucha más pena da cuando veo seminaristas marchitos», agregó. «Esto es muy serio: la Iglesia es buena, es Madre, y si ven que no pueden, por favor, hablen antes de tiempo, antes de que sea tarde. Antes que se den cuenta que ya no tienen raíces y que se están marchitando… Aún hay tiempo para salvar, porque Jesús vino a eso, y si llamó es para salvar».
De allí que el Papa destacara la importancia de la memoria de la vocación: “la memoria – dijo – mira al pasado para encontrar la savia que ha irrigado durante siglos el corazón de los discípulos, y así reconoce el paso de Dios por la vida de su pueblo”. (Fuente: Vatican News.
Como en Chile Jorge Mario Bergoglio se reúne con los religiosos y religiosas perteneciente al clero católico peruano para animarles y estimularles en un momento cuando el catolicismo –y el protestantismo tradicional- enfrentan una “pérdida de vocaciones” y el desánimo en una era en que se habla de poscristianismo como vocabulario aceptado por las mayores religiones del mundo.
Cuando los clérigos de cualquier religión se desaniman, se debe a su descubrimiento de pies de barro que todo tienen y que le lleva a cometer pecados como el resto de los mortales.
La Iglesia Católica Romana tiene en su contra el descredito que ha significado la pedofilia de algunos de sus clérigos y tan malo como lo anterior, el encubrimiento por parte de sus obispos. Ante esta falta de consistencia, no extraña la sequía de la que habla Francisco. En las iglesias protestantes, tan “separadas” al decir católico, cuando sus clérigos cometen delitos civiles, son juzgados civilmente y muchos paran en la cárcel.
Nosotros no podemos simpatizar con la falta de acción por parte de la curia. Y quizá cuando haya acción, la sequía terminará. Es posible. La bienaventuranza del evangelio es para los que hacen y aman la justicia. Un texto para recordar y poner en práctica.
(Guillermo Serrano, Domingo 21 de enero, 2018)