De la conversión y otros fenómenos

“(RNS) La estrella adolescente de «Dos hombres y medio», se disculpó el martes (27 de noviembre) por llamar  su programa anti-bíblico y»porquería» e instando a los televidentes a no verlo durante un testimonio grabado en video acerca de su conversión al adventismo del séptimo día”.

Angus T. Jones
Angus T. Jones en la alfombra roja de los premios People Choice 38a el 11 de enero de 2012, en el Teatro Nokia en Los Angeles, California. Crédito: RNS foto de JJ Duncan vía Flickr (http://flic.kr/p/beB9hM).

“Dos hombres y medio (en inglés Two and a half men) es una comedia estadounidense, protagonizada actualmente por Jon Cryer, Ashton Kutcher y Angus T. Jones. La serie, que ha estado nominada siete veces al Emmy y lo ha ganado en cuatro de esas ocasiones, se emite en la cadena CBS. Se vio envuelta en problemas cuando salieron a la luz los escándalos de Charlie Sheen -que era uno de sus protagonistas-. Fue entonces cuando se tomó la decisión de reducir a 16 los capítulos de la octava temporada[1] y despedir al actor, que fue reemplazado por Ashton Kutcher. La serie tiene una media de 13,4 millones de espectadores en Estados Unidos, y es una de las series más vistas a nivel mundial” (http://es.wikipedia.org/wiki/Two_and_a_Half_Men).

Dos Hombres y Medio, es la historia de dos hombres (hermanos) que viven juntos, uno de ellos divorciado y con un hijo adolescente (que era un niño muy simpático e inocente cuando comenzó la serie) al que ambos tienen que criar y tratar de darles buenos ejemplos. La cosa es muy complicada, ya que uno de los hermanos mayores es un “playboy” cuyo único interés es pasarlo bien en la vida y engañar a cuanta mujer joven se ponga por delante.

La serie, de simpática y divertida se ido poniendo más complicada y hasta cínica donde se utiliza un lenguaje que cae a veces en la blasfemia y con  ejemplos de una vida promiscua donde hasta la abuela del niño tiene sus aventuras y sus propios complejos.

Nosotros creemos que todo el mundo tiene la posibilidad de convertirse y cambiar de vida. Todo ello por la gracia de Dios. La cuestión es qué hacemos después. O para ponerlo en otro lenguaje, a qué podemos dedicarnos profesionalmente que no entre en conflicto con las creencias que decimos tener y profesar.

«Pido disculpas si mis comentarios reflejan indiferencia y falta de respeto a mis colegas y la falta de reconocimiento de la extraordinaria oportunidad de la que he sido bendecido», dijo Jones en un comunicado. De 19 años de edad, recibe 350,000 dólares por episodio, pero su visión del espectáculo, donde se cuentan chistes subidos de tono y se muestran mujeres voluptuosas, al parecer cambió durante su conversión espiritual.

«Yo no estoy bien con lo que estoy aprendiendo, lo que la Biblia dice, y estar en ese programa de televisión», dijo Jones en un video de 15 minutos colocado el lunes en YouTube. «Por favor, dejar de ver eso», agregó. «Por favor, deje de llenar su cabeza con la inmundicia.»(RNS).

Con un año más de contrato, Jones dio a entender de su crisis espiritual en una entrevista en octubre con la revista Christianity Today, que la revista publicó en su sitio web el martes.

«Sé que estoy ahí por una razón, pero al mismo tiempo tengo esta extraña sensación de ser un hipócrita: un hipócrita pago», dijo. «A pesar de que mi trabajo es ser actor, he dado mi vida a Dios.»

Jesucristo nunca le pidió a los soldados que renunciaran al ejército, o a los cobradores de impuestos que dejaran de recolectar el dinero que necesitaba el estado o que se dejara de comer la carne que provenía de mataderos donde los matarifes y carniceros quizá no tenía ninguna noción de la ética cristiana. Sólo su oración por los suyos refleja esa urgencia de la preservación del mal que permea esta sociedad y que desea apropiarse de nosotros y de nuestra mente.

Las artes (y los medios de comunicación, además de su evolución técnica, son el arte y la creatividad que provee el cerebro, la mente y los valores de sus creadores) no son inmunes al pecado y la corrupción. Somos nosotros, los actores, productores, artistas, talentos y al final el público que aprecia y asiste a todo lo que se exhiba en el cine o la televisión los que evaluaremos con nuestra presencia o no si el producto final merece ser visto. Es ahí donde la mente renovada de la que habla la Biblia pondrá en la balanza los valores que nosotros decimos tener.

(GS, Noviembre 30, 2012).