Mandela descansa por fin

Young_MandelaComencé a conocer a Mandela, de sus luchas, ideas políticas y de sus encarcelamientos cuando cursaba mis años formativos de secundaria. Fueron tiempos de ideales que nos llevaban a huelgas y marchas para protestar por todas las causas que considerábamos injustas o que debían cambiar en el mundo. Sí, marchábamos miles de estudiantes en desfiles autorizados o no por la autoridad y casi siempre perseguidos por la policía que corría detrás de nosotros con sus bastones y carros lanza agua.

 
Y entre las causas que teníamos en nuestra agenda para salir a protestar estaban la guerra de Viet Nam, las detonaciones atómicas en el Pacífico que contaminaban el agua y el aire, las intervenciones de las grandes potencias en diversos y pequeños países de Latinoamérica, Asia y África, el apartheid sudafricano y demandando la libertad de Nelson Mandela. Oh, claro, también teníamos paros solidarios con los maestros cuando querían aumentos de salario o nuestros cuestionamientos al sistema educacional.

 

Es que en mis tiempos de estudiante, la escuela secundaria y la universidad eran centros de aprendizaje y de discusión de todos los temas que nos afectaban como sociedad. Las ideas políticas de todo el espectro estaban allí y cada uno exponía o defendía las suyas sin temores y con muy buena articulación de las filosofías y sistemas de pensamiento.

 

La segregación racial con libertades y oportunidades negadas a un grupo de personas por el color de su piel nos parecía inmoral e injusto. Por eso salíamos a las calles y nuestras huelgas a veces duraban semanas (una de ellas en que incluimos todos los tópicos de nuestra agenda duró casi dos meses y casi perdimos el año de estudios…)

 

No, nuestra protesta o huelgas o desfiles multitudinarios no ayudaron a cambiar muchas cosas ni tampoco lograron sacar a Mandela de la prisión. Pero nos dio el espacio de maduración que necesitábamos como jóvenes que nos preparábamos para seguir carreras donde la libre exposición de las ideas seguiría siendo uno de los baluartes de una buena educación humanista.

 

Me alegra saber que por fin Nelson Rolihlahla Mandela descansa de sus luchas y pasiones humanas en su pueblo natal. ¿Qué dónde ha comenzado a pasar la eternidad? Bueno, ese es territorio vedado para nosotros. Porque en última instancia es prerrogativa divina el decidir cuándo y cómo Él quiera revelarse a una persona. Ya hubo uno que colgado al lado del Maestro encontró una promesa de vida mejor a pocos minutos de expirar.

 

Mandela no fue un santo ni debe ser entronizado en cualquier altar. No creo que vaya a hacer milagros, como la creencia popular lo pretende en algunos casos. Nunca el Madiba ocultó su pasado revolucionario en donde abogó por métodos violentos para poder lograr obtener las demandas de justicia que él buscaba. No fue un pacifista al estilo de Ghandi. Los 27 años de prisión le hicieron cambiar su actitud y su estrategia, buscando el bienestar de su país y que este no se precipitara a una búsqueda de venganza.

 

Jesucristo no le promete a Nadie que su vida será fácil o exenta de problemas, luchas y decisiones. Sólo promete vida en abundancia a aquellos que le reconocen como Salvador y Señor. Esta es una condición que afecta a todos los seres humanos. Después de todo, estamos hablando de la vida eterna.