18 de mayo del 2025
Romanos 12:1-8
DONES Y FRUTOS
"De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe".Romanos 12:6
Hace un tiempo escuché la historia de una ancianita que tenía la costumbre de guardar monedas de un centavo en un gran tarro. Con el paso de los años, acumuló miles de esas pequeñas monedas, pero nunca las usó. El tarro se veía bonito, incluso elegante, pero su contenido permanecía inactivo, sin propósito ni impacto. A veces, sin darnos cuenta, podemos ser como ese tarro: llenos de recursos y dones que Dios nos ha dado, pero sin ponerlos en acción. Sin embargo, la iglesia no fue creada para ser un simple contenedor de talentos desaprovechados. Después de su resurrección y ascensión al cielo (Hechos 1:4-11), Jesús dio dones espirituales a su pueblo. En pasajes como Romanos 12, 1 Corintios 12 y Efesios 4, vemos que cada creyente recibe habilidades específicas para edificar la iglesia y avanzar en el propósito de Dios. Pero estos dones no están aislados: van de la mano con el fruto del Espíritu. No solo se trata de lo que hacemos, sino de cómo lo hacemos, con amor, paciencia, humildad y gozo. Cuando descubrimos los dones que el Espíritu nos ha dado y los combinamos con una vida llena de su fruto, algo hermoso sucede: Dios nos usa de maneras sorprendentes para bendecir a otros, fortalecer su iglesia y expandir su reino. Y en el proceso, también encontramos propósito y alegría en nuestro caminar con Él.
Señor Dios, gracias por equiparnos con dones para hacer tu voluntad en nuestras vidas, en nuestros hogares, iglesias, y en el mundo. En Jesús, amén.
Jesús llama a sus seguidores a dar frutos espirituales. En cierto modo, dice, que podemos hacerlo como una vid cuidada con esmero da fruto para un jardinero, y esto será para gloria de su Padre. Como los sarmientos de una vid, no podemos dar fruto por nosotros mismos, pero si permanecemos unidos a Él, su vida permanecerá en nosotros y seguiremos dando fruto (Juan 15:1-8). Este mes nos centraremos en los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Por medio del Espíritu Santo, que nos mantiene conectados al amor vivificante de Cristo, podemos producir frutos que glorifican a Dios de todas las maneras posibles, y en una abundancia que no podríamos imaginar. Y a medida que nuestras vidas se vuelven más fructíferas, somos atraídos a una comunión más dulce con nuestro asombroso y trino Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
George Koopmans
George Koopmans es capellán en el Medicine Hat College en Alberta. Fue pastor de una congregación en Minnesota (Luverne) y otra en Medicine Hat. George y su esposa, Emily, tienen cuatro hijas adultas y tres nietos.