Marcos 1:1-17
ENTRE DIOS Y EL CÉSAR
“¿Está bien que paguemos impuestos al emperador romano, o no? ¿Debemos o no debemos pagarlos?”
Marcos 12:14
Hablar de política siempre es motivo de controversia. Esto no es nuevo, pues en tiempos de Jesús ocurría lo mismo. Había rivalidades entre quienes estaban a favor del imperio romano y quienes estaban en contra. Pero en este pasaje ocurre un milagro: dos grupos, enemigos declarados en sus posturas políticas, se unen ese día con tal de atrapar a Jesús. Es por eso que presentan a Jesús que ellos están convencidos que no podrá resolver. “¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?” (v. 14 RVR60).
Si Jesús respondía que sí, corría el riesgo de ser visto como un traidor a las aspiraciones de libertad de su pueblo, sometido al yugo del imperio, y podría desacreditarse como el Mesías que muchos esperaban. Por otro lado, si respondía que no, enfrentaría una acusación inmediata de transgredir la ley y de incitar a las masas contra el sistema establecido, lo que justificaría su arresto. Jesús estaba, aparentemente, ante una trampa sin salida.
Jesús responde de forma magistral: “Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Marcos 12:17). No es una salida ingeniosa del dilema, sino una respuesta que refleja el tenor de la Escritura. Los cristianos estamos llamados a ser buenos ciudadanos, sin olvidar que nuestra lealtad última se la debemos a Dios y no a algún poder terrenal.
Señor, perdóname por las ocasiones en que pretendí ganarme el amor del mundo, cuando debo voltear mi rostro hacia Ti y reconocer que me has amado primero. Te entrego mi vida. En el nombre de Cristo, Amén.