Juan 2:13-22
EL NUEVO TEMPLO
“Pero el templo al que Jesús se refería era su propio cuerpo”.
Juan 2:21
El lunes de la semana de pasión ocurre un hecho violento que a veces hacer surgir la pregunta acerca de los motivos de Jesús para actuar de esa manera. Jesús expulsa a quienes usaban el templo como un mercado y de esa forma impedían una comunión adecuada con Dios. Pero un incidente similar ocurrido al principio de su ministerio nos da también algunas pistas para entender a fondo el actuar de Jesús.
En esa ocasión Jesús sorprende a los judíos con estas palabras: “Destruyan este templo, y en tres días volveré a levantarlo” (Juan 2:19). Para ellos, esta declaración de Jesús les sonaba descabellada, dado el largo tiempo de construcción que había requerido este edificio. Pero el evangelio aclara que “Jesús se refería era su propio cuerpo” (Juan 2:21). Es decir que, a partir de Cristo, la persona de Jesús de Nazaret es santuario de la presencia divina. Él es el nuevo templo y presencia del Dios vivo y verdadero.
El templo de Jerusalén fue eventualmente destruido, pero para los creyentes en Cristo esto no es motivo de preocupación. A través de Él tenemos acceso directo a Dios, y esto nos llena de confianza y esperanza. Podemos afirmar con certeza que Cristo es el puente que el cielo ha tendido para reconciliarnos con el Padre. Por eso, busca al Padre a través de Cristo, porque Él es el único camino y el lugar donde encontramos comunión y vida eterna.
Dios y Padre, ayúdame a buscarte en el nuevo templo que es Cristo tu Hijo, pero también a buscar una familia en y una iglesia en Cristo donde pueda compartir de tu amor. En Jesús, Amén.