1 Pedro 3:8-22
¿POR QUÉ MURIÓ JESÚS?
“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu”.
1 Pedro 3:18 RVR60
Este pasaje contiene una afirmación poderosa acerca de la muerte de Cristo: Él dio su vida “para llevarnos a Dios”. ¿Te has detenido a meditar en el peso de estas palabras? Cristo es el único camino que nos conduce al Padre, y es gracias a su sacrificio en la cruz que podemos tener acceso a la salvación. Su muerte no fue un simple acto de amor, sino el medio divinamente establecido para reconciliarnos con Dios y restaurar nuestra relación con Él. Sin Cristo, este acceso sería imposible.
Cristo murió por usted y por mí, Cristo murió su muerte y la mía. “Porque la paga del pecado es muerte” (Ro. 6:23). Usted y yo merecíamos la condenación eterna. Pero Jesús es nuestro buen pastor que ofrece su vida por nosotros: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (Jn. 10: 11). Ese amor por ti y por mí que somos sus ovejas es lo que lo llevó a su sacrificio.
Cristo murió por mis pecados y los tuyos. Cristo anuló nuestros pecados a través de su muerte. Pablo dice: “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras” (1 Co. 15:3). Nada ocurrió por casualidad, todo estaba escrito. Esto nos muestra que nuestro Señor Jesucristo cumplió todo al pie de la letra. Asimismo, es hermoso saber que nuestro Salvador nunca perdió el control, que siempre mantuvo su majestad incluso mientras caminaba hacia su muerte por ti y por mí.
Padre celestial, gracias por enviar a tu Hijo a morir por mí. Ayúdame para que nunca olvide el sacrificio que hizo tu Hijo por amor. Por Cristo mi Señor. Amén.