Salmo 128:1-6
FELICIDAD DE LA FAMILIA UNIDA
“Después les dijo: Miren, a ustedes les doy todas las plantas de “Feliz tú, que honras al Señor y le eres obediente. Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y te irá bien”.Salmo 128:1-2
Los Salmos 127 y 128 hablan de las cuatro etapas de la familia: la familia basada en Dios; la familia que recibe a los hijos como herencia de Dios; la familia que continúa junta alrededor de una mesa, disfrutando del fruto de su trabajo; y la familia que se multiplica, dejando a las generaciones futuras una descendencia santa.
No podemos construir nuestra felicidad sobre los escombros de nuestra familia. Ningún éxito compensa el fracaso de la familia. El mayor activo que tenemos es nuestra familia. Un matrimonio feliz vale más que cualquier fortuna; una familia unida vale más que cualquier riqueza. La herencia del Señor no son las cosas, sino los hijos. El testamento más valioso que podemos legar es una familia que honra al Señor.
El hombre feliz es aquel que dedica lo mejor de su tiempo a su familia porque de esa manera honra al Señor. El hombre feliz es aquel que tiene espacio en su agenda para cultivar relaciones profundas dentro del hogar. El hombre feliz es el que ve a su mujer como una vid fructífera y a sus hijos como retoños de olivo alrededor de la mesa. ¡Qué imagen más poderosa para hablar de la familia de quienes temen al Señor! ¿Se parece más la intimidad de su hogar a un ambiente de paz o una zona de combate? Cuando usted decide honrar a Dios en su hogar siempre le tendrá a él como aliado.
Santo Padre, nuestro hogar anhela gozar de tu amor. Danos, pues, más unión, más alegría, más cariño, más fidelidad, más perdón, más dulzura. Por Cristo, amén.