23 de junio del 2022
Malaquías 3 :6-12
¿ES USTED UN MIEMBRO QUE DIEZMA?
“Traigan su diezmo al tesoro del templo… Pónganme a
prueba en eso”.
Malaquías 3:10
Este es, sin duda, otro tema que pone la piel de gallina en el corazón (y en el bolsillo) de algunos creyentes en el Señor Jesús: el diezmo. No debería serlo, pero lo es. La palabra del Señor es clara y viene acompañada de un reto propuesto por Dios mismo: “ Traigan su diezmo al tesoro del templo, y así habrá alimentos en mi casa. Pónganme a prueba en eso, a ver si no les abro las ventanas del cielo para vaciar sobre ustedes la más rica bendición”.
Sin embargo, a muchas personas les resulta difícil aceptar que todo lo que poseen les ha sido dado por Dios, que sólo exige que le devuelvan el 10%. Obsérvese que el Señor de los ejércitos no acepta la negociación y es inflexible en esta narración que se encuentra en el capítulo 3 de Malaquías. “Porque yo Jehová no cambio” dice el Señor. Y esto lleva al temible juicio que se lee en el versículo siguiente: “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas”.
Aunque existen creyentes que piensan que el diezmo fue abolido con la ley, lo cierto es que esta práctica antecede a la ley. Hoy te propongo un reto: Cuando recibas tu salario no dejes el diezmo para el final. Da lo mejor de ti y de tus bienes y no el resto o lo que queda de ellos. Y Dios mantendrá tus graneros siempre llenos.
Querido Dios, quiero ser fiel a ti con lo que tú me has dado. No permitas que el materialismo y egoísmo llenen mi corazón. En el nombre de Jesús, amén.
El tema del devocional de este mes es “Escuchar la voz de Dios”. Dios es un Dios de amor, pero se molesta cuando se le desobedece o cuando no hacemos su voluntad. Desde finales de 2019 la humanidad está sufriendo el coronavirus que se ha convertido en una terrible pandemia. Algunos seres queridos, amigos y familiares han perdido la batalla contra el virus y muchas personas se preguntan: ¿Por qué Dios permite tantas muertes? En la Biblia hay numerosos relatos de enfermedades y plagas que azotaron al pueblo, pero Dios nunca apartó su rostro, ni lo ignoró, ni abandonó a su pueblo a su suerte. Nuestro Dios tiene el control de todo y ni un cabello cae de nuestra cabeza sin su permiso. Pero es necesario comprender y analizar cuál es el mensaje que él quiere enviarnos cuando permite cosas como las que hemos vivido suceden. ¡Disfrute de su lectura!
Edison Souza
Periodista y Anciano en la Iglesia Presbiteriana de Campinas, São Paulo, Brasil.