24 de junio del 2022
Mateo 10:32-42
QUIERO QUE JESÚS ME RECONOZCA
“Pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en el cielo” Mateo 10:33
Seguro que algunos de nosotros hemos vivido situaciones en las que una persona no se acordaba o fingía no acordarse de nosotros. Es algo incómodo. Tú pensabas que significabas algo en la vida de alguien y esa persona simplemente te ignora. ¡Eso sí que duele! Pero tenemos que confesar que somos a veces nosotros quienes ignoramos a alguna persona. “No te quiero ver ni en puntura” dicen en algunos países latinoamericanos.
Guardando la debida proporción, esto es más o menos lo que dice Jesús: “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos”. No creo que sea una situación que deseemos enfrentar. Se imaginan, presentarnos ese día, y que Jesús nos señale y nos diga “Nunca te conocí”.
Hay ocasiones en que no es difícil mantenernos fieles al Señor. Pero el pasaje nos advierte de situaciones en las que nuestra fidelidad a Cristo puede ponernos en contra hasta de nuestra propia familia. ¿Qué haremos entonces? Ame al Señor por encima de todo, porque “al que me confiese ante los hombres, yo lo confesaré ante mi Padre que está en los cielos”. Esa es nuestra garantía y sólo eso nos basta.
Me comprometo hoy a proclamar tu mensaje, oh Señor, y a no negarte nunca. Dame fuerzas para continuar. En Cristo, Amén.
El tema del devocional de este mes es “Escuchar la voz de Dios”. Dios es un Dios de amor, pero se molesta cuando se le desobedece o cuando no hacemos su voluntad. Desde finales de 2019 la humanidad está sufriendo el coronavirus que se ha convertido en una terrible pandemia. Algunos seres queridos, amigos y familiares han perdido la batalla contra el virus y muchas personas se preguntan: ¿Por qué Dios permite tantas muertes? En la Biblia hay numerosos relatos de enfermedades y plagas que azotaron al pueblo, pero Dios nunca apartó su rostro, ni lo ignoró, ni abandonó a su pueblo a su suerte. Nuestro Dios tiene el control de todo y ni un cabello cae de nuestra cabeza sin su permiso. Pero es necesario comprender y analizar cuál es el mensaje que él quiere enviarnos cuando permite cosas como las que hemos vivido suceden. ¡Disfrute de su lectura!
Edison Souza
Periodista y Anciano en la Iglesia Presbiteriana de Campinas, São Paulo, Brasil.