1 Corintios 12:21-26
VOCACIONES HUMANAS
“El ojo no puede decirle a la mano: “No te necesito”; ni la cabeza puede decirles a los pies: “No los necesito”.
1 Corintios 12:21
Atravesamos un tiempo difícil de olvidar debido a la pandemia provocada por la Covid-19. Y me pregunto ¿qué habría pasado si no hubiera médicos y personal de salud ocupados en preservar la salud de las personas? Quizá la historia sería otra.
En la sociedad hay diversidad de dones y habilidades que sirven al bien individual, pero juntas contribuyen al bien común. Estas inclinaciones humanas obedecen al plan de Dios para preservar la sociedad de modo que nada falte, y, además, para darle un sentido de servicio a la vida. De esta manera, las diversas vocaciones que existen, en los diferentes niveles, desde un prestigiado científico hasta un noble zapatero, todas contribuyen al bien social. En ese sentido, todos nos necesitamos, ya que es casi imposible producir todos los bienes y servicios que necesitamos en la vida.
En la Biblia, se compara a la unidad de la iglesia con un cuerpo humano, en el que claramente todos los miembros se necesitan mutuamente para ejercer sus funciones. Y esta misma comparación la podemos aplicar a la sociedad en conjunto. Dios nos ha dado vocaciones para ocuparnos en ellas y para servirnos unos a otros. De manera que no es la profesión, ocupación o fama lo que le da sentido a la vida, sino el ocuparnos fielmente en aquella vocación que Dios nos ha dado. Entonces ¡ve y haz lo que te corresponde!
Padre celestial, gracias por la vocación que me has dado. Ayúdame a servir a los demás de la mejor manera y con ello darte a ti la gloria y la honra en todo tiempo. En Cristo, Amén.