Hay una especie de fiebre hoy en día con terminar con la comida chatarra o fast food. Porquie tiene mucha grasa, mucha sal, muchas calorías. ¡Pero que rica que es! La comida basura1 o comida chatarra2 (esta última denominación, empleada en Panamá, Ecuador, Chile, Colombia, México, Paraguay, Perú, Argentina, Bolivia, Venezuela y Uruguay,2 es una traducción literal del término en inglés junk food) contiene, por lo general, altos niveles de grasas, sal, condimentos o azúcares (que estimulan el apetito y la sed, lo que tiene un gran interés comercial para los establecimientos que proporcionan ese tipo de comida) y numerosos aditivos alimentarios, como el glutamato monosódico (potenciador del sabor) o la tartrazina (colorante alimentario). Los restaurantes de comida rápida brindan desde luego este tipo de comidas, pero además las cadenas de supermercados también ofrecen al mercado dicha comida basura. En este sentido, las investigaciones sobre procesos socioculturales y nutrición nos pueden ayudar a comprender este fenómeno, pues se enfocan en los procesos de cambio a gran escala, como la globalización, modernización, urbanización, los cambios en el rol de la mujer y los cambios tecnológicos, para entender cómo estos procesos afectan la comida y la nutrición.
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