05 de noviembre del 2025
Éxodo 16:1-16,31-32
ALIMENTO SUFICIENTE
“Y venida la tarde, subieron codornices que cubrieron el campamento; y por la mañana […] he aquí sobre la faz del desierto una cosa […] menuda como una escarcha…”Éxodo 16:13-14
¿Recuerdas los días difíciles de la pandemia? Para muchos, salir por alimentos se convirtió en una misión de alto riesgo. Las estanterías vacías nos recordaban lo vulnerables que somos y cuán dependientes somos de cosas que dábamos por sentado. El pueblo de Israel también enfrentó una escasez radical. Recién liberados de la esclavitud, se encontraron en un desierto sin víveres y con un futuro incierto. En lugar de confiar, comenzaron a quejarse, añorando los “buenos tiempos” de Egipto —olvidando que allá vivían oprimidos. Su ansiedad les nubló la memoria… y la fe. Pero Dios, aun en medio de su queja, respondió con provisión diaria: codornices al atardecer y maná cada mañana. Pan que caía del cielo. Alimento suficiente para cada día. No era quizá el menú de un restaurante, pero sí un recordatorio tangible de que no estaban solos. A veces, como ellos, también nos quejamos: nos cuesta confiar, exageramos lo que nos falta y olvidamos lo que ya tenemos. Pero cada nuevo amanecer nos ofrece una oportunidad para reconocer la provisión de Dios. A veces es pan visible… otras veces es paz, compañía, consuelo, fuerza. ¿Y tú? ¿Qué “maná” ha enviado Dios a tu vida últimamente, que quizá no has notado? Mira con ojos renovados y da gracias. Porque incluso en el desierto… Dios sigue proveyendo.
Señor, perdónanos por dejar que nuestros deseos se apoderen de nosotros. Ayúdanos a contentarnos, sabiendo que todo buen regalo que recibimos viene de ti. Amén.