Levíticos 11:13-19
LA SANTIDAD NO ESTÁ EN EL PLATO
“Y de las aves, estas tendréis en abominación; no se comerán, serán abominación…”Levítico 11:13
Cada cultura tiene sus platillos preferidos. Lo que para algunos es un manjar, para otros puede ser impensable. Pero en el Israel del Antiguo Testamento, las reglas alimenticias no giraban en torno al gusto o la costumbre. Eran una manera de vivir en obediencia y santidad. Dios había establecido leyes claras: algunas aves y animales no debían comerse. Estas restricciones no eran arbitrarias; apuntaban a una distinción entre lo limpio y lo inmundo, entre la vida y la muerte, entre lo santo y lo común. A través de ellas, Dios moldeaba la identidad de su pueblo, llamándolo a una vida apartada y dedicada a Él.
Pero en Cristo esto ha cambiado. En Hechos 10, Pedro tiene una visión en la que Dios le muestra toda clase de animales y le dice que puede comer. Pedro se resiste, pero Dios le responde: “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común” (Hechos 10:15). Esa visión no solo cambió su dieta; cambió su perspectiva. El mensaje era claro: el Evangelio debía llegar a todos, sin distinciones culturales o religiosas.
Hoy, ya no vivimos bajo aquellas leyes alimenticias. Pero el llamado a la santidad sigue vigente. La diferencia es que ahora, nuestra vida entera está consagrada a Cristo. Él nos invita a vivir con propósito, a reflejar su amor en todo lo que hacemos, y a abrir nuestros brazos a quienes son diferentes a nosotros, sabiendo que en Jesús nadie queda excluido.
Señor, danos la sabiduría para vivir para ti. Enséñanos a amarte y a obedecer. En Jesucristo, Amén.