Apocalipsis 21:1-8
UNA CIUDAD-JARDÍN
“Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas”. Apocalipsis 21:5
La historia de la redención que recorre toda la Escritura comienza en un jardín y termina en una ciudad gloriosa. Lo que fue creado con belleza en el principio, y luego distorsionado por el pecado, será restaurado, y renovado por el poder de Dios. En Apocalipsis, el que se sienta en el trono declara con voz firme y victoriosa: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas”. Esta es la promesa definitiva de esperanza para nuestro mundo.
En Génesis, el Espíritu de Dios se movía sobre un abismo sin forma. En Apocalipsis, ese caos ha sido reemplazado por orden, luz, belleza y vida. El jardín de Edén, donde la humanidad falló, da paso a una ciudad-jardín donde Dios mora con su pueblo sin más separación. El árbol de la vida no solo reaparece, sino que florece en plenitud, con hojas que sanan a las naciones.
Y en esa restauración no estaremos solos. Estarán las aves del cielo, los animales del campo, los ríos que cantan, los cielos renovados y la tierra transformada. Toda la creación se unirá en un gran coro de alabanza. Es el cumplimiento de todo lo que Dios prometió. Pero esta realidad no es solo futura. En Cristo, la nueva creación ya ha comenzado. Hoy podemos vivir con esa esperanza firme, sabiendo que cada pequeño acto de amor, cada paso de obediencia, y cada oración, forman parte de esa obra renovadora que Cristo está llevando a cabo.
Julia Prins Vanderveen
Trabaja y vive en Vancouver, Columbia Británica, con su esposo, Trevor, y sus tres hijos. Julia ha trabajado junto con su esposo pastoreando una iglesia en Vancouver. También es capellán y profesora de humanidades en la Escuela Cristiana de Vancouver.
LAS AVES DEL CIELO
Jesús dijo: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?" (Mateo 6:26).
Además de muchas otras cosas de la creación, como las rocas, los árboles, el agua y las flores del campo, Jesús nos hace un llamado a prestar atención a las aves para reflexionar y comprender mejor el amor y el cuidado que Dios tiene por nosotros. Dios ha hecho de las aves una parte hermosa de su creación. También son símbolos y ejemplos de su gran historia de redención, recordándonos la presencia de Dios y la paz que nos trae.
En su gracia, Dios nos habla a través de su maravillosa creación para que podamos participar plenamente en sus promesas.
Padre, Hijo y Espíritu Santo, todo honor y toda gloria sean tuyos, ahora y siempre. Amén.