Eclesiastés 10:12-20
LAS PALABRAS VUELAN
“Las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra”. Eclesiastés 10:20
“Me lo dijo un pajarito…”. Tal vez has escuchado esta expresión como forma simpática de compartir un secreto, o de deslindarse de la fuente de una información. Pero, en el fondo, todos entendemos que cuando esa frase aparece, algo que debía quedarse en privado ha salido volando como un ave indiscreta. Eclesiastés nos advierte con sabiduría: ten cuidado con lo que dices, incluso en voz baja y en privado. Porque las palabras, como los pájaros, pueden volar lejos y rápido. Lo que se murmura en secreto puede terminar siendo proclamado desde las azoteas, y aquello que compartiste solo con alguien de confianza, puede volver a ti convertido en juicio, vergüenza o dolor.
La lengua, aunque pequeña, tiene un poder enorme. “¡Cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!” (Santiago 3:5). Una frase malintencionada, un rumor compartido sin pensar, puede arruinar amistades, destruir reputaciones y quebrar corazones. Por eso, Jesús fue tan radical respecto al uso de nuestras palabras. Él dijo que daremos cuenta por cada palabra ociosa que pronunciemos (Mateo 12:36). Hablar con sabiduría y con amor es reflejar el carácter de Dios.
Antes de repetir algo que escuchaste, pregúntate: ¿esto edifica? ¿Esto honra a Dios y cuida del prójimo? Como dice 1 Pedro 3:10: “El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal…”.
Señor Jesús, danos sabiduría y discreción al hablar. Guía nuestras lenguas para hablar con prudencia y verdad sin causar daño a nadie. Amén.