Salmo 104:1-18
UN CORO DE ALABANZA
“A sus orillas habitan las aves de los cielos; cantan entre las ramas”. Salmo 104:12
Cuando la vida se vuelve caótica y llena de preocupaciones, el corazón humano anhela orden, belleza y paz. En esos momentos, basta con mirar la creación para descubrir que, incluso en los detalles más sencillos, Dios sigue hablándonos. El Salmo 104 es un canto de adoración que nos recuerda que toda la tierra es testigo del cuidado de Dios. Las aves que se posan en las ramas y entonan su canto no lo hacen por azar. Habitan donde Dios ha provisto, y su canto es un reflejo de ese descanso confiado.
Puede parecer una idea simple, pero cuando te sientas abrumado, regálate unos minutos para contemplar la creación: observa el vuelo de las aves, el movimiento del viento entre los árboles o incluso un documental sobre la naturaleza. Al hacerlo, recuerda que Cristo estuvo allí desde el principio, como dice Colosenses 1:16, “todo fue creado por medio de él y para él”. Cada criatura, cada paisaje, cada sonido de la creación es parte de un coro que alaba al Creador.
Y tú también eres parte de esa sinfonía. En medio del bullicio humano, Dios te invita a cantar tu propia canción de gratitud. A reconocer que así como Él provee alimento y refugio a las aves del cielo, también cuida de ti con amor. Contemplar su obra nos enseña a confiar y a reconocer que nuestra vida no está a la deriva, sino sostenida por el mismo Dios que sustenta los cielos y la tierra.
Dios de maravillas, abre nuestros ojos para contemplar tu maravillosa creación. Y une a tus hijos en adoración por ella. En Jesucristo, Amén.