Salmo 55:1-8,20-23
DESCANSO PARA EL ALMA
“Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría”. Salmo 55:6
¿Alguna vez ha soñado con tener un súper poder? Tal vez volar… alejarse de todo lo que duele y de lo que molesta. Imagina extender tus alas como una paloma y volar alto, lejos del bullicio, del dolor y de las preocupaciones. Solo tú, el viento y el cielo… y, por fin, descanso. Eso mismo anhelaba David. Su corazón estaba lleno de angustia. Se sentía traicionado, acorralado y sin salida. La presión era tan grande que deseaba desaparecer, volar como una paloma a un lugar seguro, donde pudiera encontrar paz. No era una fantasía infantil, sino el clamor profundo de un alma cansada.
¿Quién no ha estado allí? Problemas que no se resuelven, heridas que no sanan, decisiones que pesan. Relaciones rotas, sueños frustrados, pérdidas dolorosas… Hay momentos en que la vida parece demasiado y simplemente queremos escapar.
Pero en medio de su crisis, David descubrió algo mejor que volar: orar. Aunque no tenía alas, sí tenía una voz. Y usó esa voz para clamar al único que podía sostenerlo: “Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré; y él oirá mi voz” (v.17). No huyó. Se volvió a Dios. Así también nosotros. No necesitamos alas para encontrar descanso. Necesitamos un Salvador. Jesús nos hace una invitación clara y tierna: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar […] y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28–29).
Señor y Dios, te agradecemos porque en medio de los problemas, nos das alas para orar y nos sostienes. Ayúdanos a poner nuestras cargas sobre ti. En el nombre de Jesús, Amén.