13 de noviembre del 2025
Salmo 50:1-15
DIOS TE CONOCE PERFECTAMENTE
“Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece”. Salmo 50:11
Un día de excursión por la montaña puede ser una experiencia inolvidable. Escuchar el crujir de las hojas, el murmullo del viento entre los árboles y el canto de los pájaros nos recuerda cuán viva y asombrosa es la creación de Dios. Podemos reconocer el trino de algunos, pero hay cientos de aves cuyos sonidos y hábitos nos resultan desconocidos. Pero no para Dios. En este salmo, Él declara: “Conozco a todas las aves de los montes…”. No algunas, no muchas… todas. Cada gorrión que revolotea, cada halcón en lo alto, cada ave nocturna escondida entre los árboles. Cada una es conocida y pertenece al Creador. Esta afirmación nos recuerda algo profundo: si Dios conoce cada ave que vive en los rincones más remotos del monte, cuánto más nos conoce a nosotros. Nada en este mundo escapa a su atención. El Señor no se sorprende ni se olvida. Conoce nuestras alegrías, nuestras luchas, nuestras lágrimas y nuestras esperanzas más secretas. Pero el salmo también nos exhorta. Este Dios que todo lo ve y todo lo conoce no se impresiona por actos religiosos vacíos. No busca sacrificios vacíos ni apariencias piadosas. Él desea un corazón sincero, una vida que le honre con gratitud, obediencia y confianza. El mismo salmo dice: “Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo. E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás” (vv.14–15).
Padre, gracias por conocernos y cuidarnos como a las aves. Confiamos en que nos escuchas y suplirás nuestras necesidades. En Jesucristo, amén.
Jesús dijo: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mateo 6:26). Además de muchas otras cosas de la creación, como las rocas, los árboles, el agua y las flores del campo, Jesús nos hace un llamado a prestar atención a las aves para reflexionar y comprender mejor el amor y el cuidado que Dios tiene por nosotros. Dios ha hecho de las aves una parte hermosa de su creación. También son símbolos y ejemplos de su gran historia de redención, recordándonos la presencia de Dios y la paz que nos trae. En su gracia, Dios nos habla a través de su maravillosa creación para que podamos participar plenamente en sus promesas.
Julia Prins Vanderveen
Trabaja y vive en Vancouver, Columbia Británica, con su esposo, Trevor, y sus tres hijos. Julia ha trabajado junto con su esposo pastoreando una iglesia en Vancouver. También es capellán y profesora de humanidades en la Escuela Cristiana de Vancouver.