Salmo 50:1-15
DIOS TE CONOCE PERFECTAMENTE
“Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece”. Salmo 50:11
Un día de excursión por la montaña puede ser una experiencia inolvidable. Escuchar el crujir de las hojas, el murmullo del viento entre los árboles y el canto de los pájaros nos recuerda cuán viva y asombrosa es la creación de Dios. Podemos reconocer el trino de algunos, pero hay cientos de aves cuyos sonidos y hábitos nos resultan desconocidos. Pero no para Dios. En este salmo, Él declara: “Conozco a todas las aves de los montes…”. No algunas, no muchas… todas. Cada gorrión que revolotea, cada halcón en lo alto, cada ave nocturna escondida entre los árboles. Cada una es conocida y pertenece al Creador.
Esta afirmación nos recuerda algo profundo: si Dios conoce cada ave que vive en los rincones más remotos del monte, cuánto más nos conoce a nosotros. Nada en este mundo escapa a su atención. El Señor no se sorprende ni se olvida. Conoce nuestras alegrías, nuestras luchas, nuestras lágrimas y nuestras esperanzas más secretas.
Pero el salmo también nos exhorta. Este Dios que todo lo ve y todo lo conoce no se impresiona por actos religiosos vacíos. No busca sacrificios vacíos ni apariencias piadosas. Él desea un corazón sincero, una vida que le honre con gratitud, obediencia y confianza. El mismo salmo dice: “Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo. E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás” (vv.14–15).
Padre, gracias por conocernos y cuidarnos como a las aves. Confiamos en que nos escuchas y suplirás nuestras necesidades. En Jesucristo, amén.