Isaías 55:1-13
LA SED DEL ALMA QUE SOLO JESÚS CALMA
"Todos los que tengan sed, vengan a beber agua; los que no tengan dinero, vengan, consigan trigo de balde y coman; consigan vino y leche sin pagar nada". Isaías 55:1
Cuando el profeta Isaías escribe estas palabras, se dirige primeramente al pueblo de Israel, un pueblo en cautiverio, desolado y sin esperanza. Se preguntaban si Dios aún los amaba, si su favor seguía con ellos. Pero esta invitación no se limita a ellos. "Todos los que tengan sed", dice el Señor. Es un llamado universal, porque todos los seres humanos, sin excepción, llevamos dentro una sed profunda, un anhelo de algo que este mundo no puede saciar.
No importa cómo intentemos calmar esa sed: riqueza, éxito, placeres, relaciones o reconocimiento. Ninguna de estas cosas puede llenar el vacío del alma. Esta invitación no discrimina. No importa quién seas, cuál sea tu historia, cuántos errores hayas cometido o cuántas veces hayas fallado. Dios extiende su oferta a todos los que buscan algo más allá de lo que este mundo ofrece.
Jesús mismo reafirma esta verdad cuando dice: "Todos los que beben de esta agua, volverán a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca volverá a tener sed" (Juan 4:13-14). Él es el agua viva y se ofrece de manera gratuita. No hay condiciones ocultas, pagos anticipados ni cuotas de membresía. Lo que Cristo ofrece es un regalo completo, una cobertura total para el alma. Hoy, Dios te extiende esta invitación. Si tu corazón está sediento, ven a Él con la disposición de recibir el agua viva que sacia para siempre.
Dios fiel, ayúdanos a confiar en ti para recibir tu guía y provisión. Abre nuestros ojos a los que tienes preparado para nosotros y ayúdanos a aceptar el cambio. En Jesucristo, amén.