2 Samuel 11:6-13
LA TRAMPA DEL PECADO
“Entonces David ordenó a Joab que mandara traer a Urías el hitita, y así lo hizo Joab”. 2 Samuel 11:6
Las únicas palabras mencionadas por Betsabé en toda la narración son: “Estoy encinta” (RVR60). Aquella noticia cayó sobre David como una bomba. El secreto que habían guardado bajo llave en sus corazones estaba a punto de convertirse en un escándalo público. Betsabé estaba embarazada y su marido en la guerra. No tardaría en correr el rumor. Desesperado por ocultar su pecado, David ideó una estrategia y envió mensajeros a Joab para que le mandara a Urías el hitita.
Su propósito era claro: enviar a Urías a su casa para que estuviera con su esposa y así encubrir su adulterio. David recibió a Urías y, como un actor en escena, le hizo preguntas poco sinceras sobre la guerra. Su único interés era manipular la situación en su favor. Luego, le envió a casa con regalos reales, esperando que su plan funcionara.
Sin embargo, Urías desobedeció la orden del rey y no entró en su casa. David, al ver frustrado su intento, organizó un banquete y lo emborrachó con la esperanza de que finalmente volviera con su esposa. Pero Urías, fiel a su integridad, no lo hizo. David no contó con la resistencia de Urías ni con la justicia de Dios. Estaba atrapado en las cadenas de su pecado, enredado en la red de la culpa. El pecado siempre es así: promete placer y paga con aflicción. Ofrece libertad y esclaviza. ¡Huye del pecado!
Señor, ayúdame a vivir en integridad y a huir del pecado antes de quedar atrapado en sus redes. Dame la sabiduría para enfrentar la tentación y la humildad para reconocer mis faltas. En Jesús, amén.