2 Samuel 11:14-25
DE MAL EN PEOR
“Pongan a Urías en las primeras líneas, donde sea más dura la batalla, y luego déjenlo solo para que caiga herido y muera”. 2 Samuel 11:15
Como un abismo llama a otro abismo, David hizo lo impensable para encubrir su pecado. Cuando Urías, un hombre leal, no cooperó con sus planes traicioneros, el rey que un día había enfrentado gigantes se convirtió en un conspirador y asesino, enviándolo a una muerte segura.
David no solo planeó la ejecución de Urías, sino que lo hizo portar su propia sentencia de muerte. Una carta sellada con la autoridad del rey, en la que ordenaba a Joab exponerlo al peligro sin protección. Lo usó, lo traicionó y lo entregó a la espada enemiga. Con Urías muerto, el camino parecía despejado. Betsabé sería su esposa, y su secreto estaría a salvo. Parecía haber ganado, pero en realidad, había perdido más de lo que imaginaba.
El pecado es cruel. Nos hace pensar que podemos controlarlo, pero al final, es él quien nos controla a nosotros. David creyó que su plan había funcionado, pero el pecado tiene una ley inquebrantable: tarde o temprano, siempre nos encuentra. David no tuvo paz hasta que confesó su pecado y se rindió ante Dios. ¿Hay algo en tu vida que intentas ocultar, pensando que nunca saldrá a la luz? ¿Vale la pena cargar con la culpa cuando Dios ofrece restauración? El pecado destruye, pero la gracia restaura. Hoy es el mejor momento para confesar y ser libre.
Dios santo, no quiero ser esclavo del pecado ni vivir en engaño. Dame un corazón humilde para confesar y recibir tu restauración. En el nombre de Cristo, Amén