10 de junio del 2025
2 Samuel 7:18-29
DAVID ENSALZA LA GRANDEZA DE DIOS
“Señor mío, ¡qué grandeza la tuya! Porque no hay nadie como tú, ni existe otro dios aparte de ti, según todo lo que nosotros mismos hemos oído”. 2 Samuel 7:22
David no podía contener su gratitud. Dios le había prometido una dinastía eterna, y además, su hijo Salomón tendría el honor de construir el templo en Jerusalén. Ante tales promesas, su alma estalló en alabanza. David reconoció la grandeza incomparable del Señor. No hay otro como Él. Su majestad es indiscutible y su gloria es insuperable. Pero David no solo exaltó la grandeza de Dios. También recordó el amor inquebrantable de Dios por Su pueblo. Israel no era un pueblo cualquiera. Fue elegido, redimido y libertado de la esclavitud en Egipto. Dios lo guio con mano fuerte y lo estableció en la tierra prometida. Expulsó naciones y destronó dioses falsos para darles un hogar. Dios había sido fiel en el pasado. Por eso, David clamó con confianza para que también cumpliera Sus promesas en el futuro. ¡Qué hermoso es formar parte de esa historia! Dios no cambia y eso nos da la garantía de que su palabra nunca pasará. Su fidelidad es la base de nuestra esperanza. Ahora dime… ¿Has reconocido la grandeza de Dios en tu vida? ¿Has exaltado Su fidelidad y dado gracias por Su salvación? ¿Confías en que Él cumplirá Su plan en tu familia y en tu futuro? Hoy es el día para alabarle con todo el corazón. Porque Él es fiel. Porque Su promesa permanece. Porque Su reino no tendrá fin.
Bendito Rey, te alabo porque tus promesas nos dan la confianza que necesitamos en este mundo incierto. Gracias por tu bondad inagotable. En Cristo, amén.
Tenemos la gran alegría de presentar a nuestros lectores el Cada Día de junio de 2025. Durante este mes, hablaremos de los altibajos de la vida de David, rey de Israel. El hombre conforme el corazón de Dios, ungido por Dios, pastor de ovejas, compositor de salmos, arpista, guerrero y conquistador, después de alcanzar la cima del poder, se desliza desde la cima de la pirámide hacia las profundidades del pecado. David codicia a la mujer de su prójimo, comete adulterio con ella, miente a su familia, engaña a la nación, mata al marido de la mujer, se casa con la viuda y disimula ante todos. David ve cómo su familia se desintegra, su reino se debilita y su vigor se agota. Pero David se arrepiente, llora, confiesa su pecado y recibe el perdón de Dios. David convirtió sus penas más profundas en salmos de lamento y sus alegrías más puras en salmos de alabanza. Leamos ahora sobre los altibajos de este hombre llamado “el dulce salmista de Israel”.
Hernandes Dias Lopes
El Rev. Lopes está casado con Udemilta y viven en Sao Paulo Brasil en compañía de sus dos hijos. El pastor Hernandes viaja alrededor del mundo para predicar y enseñar la Biblia.