13 de mayo del 2025
Mateo 5:38-45
PACIENCIA CON LOS DEMÁS
"Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra".Mateo 5:39
Pocas enseñanzas de Jesús son más difíciles de poner en práctica que su llamado a poner la otra mejilla. Cuando alguien nos ofende o nos hiere, lo primero que sentimos es el deseo de responder, de hacer justicia a nuestra manera. Es una reacción natural. Pero Jesús nos invita a algo diferente. ¿Significa esto que debemos dejar que nos pisoteen o que nunca nos defendamos? No, va mucho más allá. Se trata de confiar en que la justicia final no está en nuestras manos, sino en las de Dios. La Biblia nos recuerda: "A mí me corresponde hacer justicia", dice el Señor, "yo pagaré" (Deuteronomio 32:35; Romanos 12:19 DHH). Saber esto cambia nuestra perspectiva. No tenemos que cargar con el peso de la venganza, porque Dios no ignora ninguna injusticia. Pero aquí viene algo aún más profundo: la cruz de Jesús nos recuerda que la justicia de Dios es real, pero también su misericordia. Cada pecado será pagado, pero Cristo vino para tomar ese castigo sobre sí mismo, dando oportunidad de redención a quien se arrepiente. Y eso nos incluye a nosotros. Por eso, en lugar de amargarnos en la venganza, podemos entregar nuestro dolor a Dios y dejar que su amor nos transforme. Perdonar no significa aprobar el mal, sino confiar en que Dios se encargará, mientras nosotros seguimos adelante con un corazón libre.
Dios de gracia, guíanos a ser pacientes con los demás, en especial con los que nos hieren. Haznos mostrar que Cristo vive en nosotros. Por amor a Jesús, Amén.
Jesús llama a sus seguidores a dar frutos espirituales. En cierto modo, dice, que podemos hacerlo como una vid cuidada con esmero da fruto para un jardinero, y esto será para gloria de su Padre. Como los sarmientos de una vid, no podemos dar fruto por nosotros mismos, pero si permanecemos unidos a Él, su vida permanecerá en nosotros y seguiremos dando fruto (Juan 15:1-8). Este mes nos centraremos en los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Por medio del Espíritu Santo, que nos mantiene conectados al amor vivificante de Cristo, podemos producir frutos que glorifican a Dios de todas las maneras posibles, y en una abundancia que no podríamos imaginar. Y a medida que nuestras vidas se vuelven más fructíferas, somos atraídos a una comunión más dulce con nuestro asombroso y trino Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
George Koopmans
George Koopmans es capellán en el Medicine Hat College en Alberta. Fue pastor de una congregación en Minnesota (Luverne) y otra en Medicine Hat. George y su esposa, Emily, tienen cuatro hijas adultas y tres nietos.