12 de mayo del 2025
2 Pedro 3:1-9
CELEBRANDO A NUESTRO DIOS PACIENTE
"El Señor no retarda su promesa, [...], sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento".2 Pedro 3:9
Cuando pensamos en la paciencia como fruto del Espíritu, va mucho más allá de simplemente evitar la impulsividad. En Gálatas 5:22-23, algunas versiones de la Biblia traducen este fruto como tolerancia o longanimidad, enfatizando la resistencia y el amor inquebrantable de Dios hacia la humanidad. De hecho, el Espíritu Santo impulsó al apóstol Pedro a recordar a sus lectores que la paciencia de Dios no es indiferencia, sino una expresión de su amor y deseo de salvación para todos (2 Pedro 3:9). Desde el principio, Dios ha mostrado su asombrosa paciencia. En el Jardín del Edén, cuando la humanidad pecó, en lugar de imponer un destierro eterno, Dios prometió un Salvador (Génesis 3:15). A lo largo de la historia, aunque ha corregido y disciplinado a su pueblo, nunca ha dejado de llamarnos con amor al arrepentimiento. Él sigue esperando pacientemente que personas de todas las naciones y culturas vuelvan a Él con fe. Pero esta paciencia divina no es solo para otros; también es para nosotros. Dios nos invita a regresar a Él cada día, a confiar en su misericordia y a vivir con gratitud por su amor inagotable. Su paciencia es un motivo para la alabanza, pero también un desafío: así como Él nos ha tratado con paciencia, nos llama a reflejar esa misma paciencia en nuestras relaciones con los demás.
Paciente Dios, gracias por llamarnos a la fe y el arrepentimiento. Ayúdanos a responder a tu llamado de gracia. En el nombre de Jesús, amén.
Jesús llama a sus seguidores a dar frutos espirituales. En cierto modo, dice, que podemos hacerlo como una vid cuidada con esmero da fruto para un jardinero, y esto será para gloria de su Padre. Como los sarmientos de una vid, no podemos dar fruto por nosotros mismos, pero si permanecemos unidos a Él, su vida permanecerá en nosotros y seguiremos dando fruto (Juan 15:1-8). Este mes nos centraremos en los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Por medio del Espíritu Santo, que nos mantiene conectados al amor vivificante de Cristo, podemos producir frutos que glorifican a Dios de todas las maneras posibles, y en una abundancia que no podríamos imaginar. Y a medida que nuestras vidas se vuelven más fructíferas, somos atraídos a una comunión más dulce con nuestro asombroso y trino Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
George Koopmans
George Koopmans es capellán en el Medicine Hat College en Alberta. Fue pastor de una congregación en Minnesota (Luverne) y otra en Medicine Hat. George y su esposa, Emily, tienen cuatro hijas adultas y tres nietos.