20 de diciembre del 2025
Isaías 42:1-9
VILLANCICO CELESTIAL
“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento”. Isaías 42:1
En esta época decembrina seguramente escuchará villancicos que hacen referencia al niño nacido en un pesebre. Pero para muchos, lamentablemente, estas canciones no son más que parte del ambiente decembrino: melodías que acompañan compras, cenas y decoraciones, pero que rara vez invitan a una reflexión más profunda. Sin embargo, Dios también canta acerca de su Hijo. En el Nuevo Testamento encontramos himnos que celebran la obra redentora de Cristo. Pero siglos antes de su nacimiento, ya en el Antiguo Testamento, se registraron cánticos que provenían del corazón del Padre. Son los conocidos Cánticos del Siervo, que comienzan en Isaías 42. En un primer momento, el “siervo” puede parecer Israel. Pero a medida que leemos con atención, entendemos que estos cánticos apuntan a alguien más grande: a Jesús, el Siervo del Señor, el escogido, en quien el alma de Dios se deleita. No es extraño, entonces, que en momentos cruciales del ministerio de Jesús —como su bautismo y su transfiguración— la voz del Padre se escuche desde el cielo diciendo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17; 17:5). En esta época navideña, no olvidemos que la encarnación de Jesús fue mucho más que una postal tierna. Fue el envío del Siervo fiel, el escogido de Dios, quien vendría a cumplir su misión de justicia, salvación y redención.
Padre bendito, nos gozamos en tu Hijo. Y gracias porque a través de él, también te complaces en tu pueblo. En el nombre de Jesús, Amén.
Cada vez que abrimos el Nuevo Testamento, lo primero que encontramos son los evangelios. Y tiene mucho sentido, porque allí se nos narra la venida, vida, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, mucho antes de que Él apareciera en la historia, ya había una voz que anunciaba con claridad sorprendente los eventos que estaban por venir. Esa voz fue la del profeta Isaías. Por eso, no es de extrañar que muchos se refieran al libro de Isaías como “el quinto evangelio”. En sus páginas encontramos no solo advertencias de juicio, sino también promesas de restauración, consuelo y esperanza. Isaías no solo anticipó el sufrimiento del pueblo en el exilio, sino también la venida del Mesías, su nacimiento virginal, su ministerio, su pasión y su gloria. En este tiempo del año, cuando el mensaje de la venida de Cristo se escucha por todas partes, te invitamos a detenerte y dejar que las palabras de Isaías hablen a tu corazón. Que su mensaje sea para ti, no solo poesía antigua, sino buenas nuevas vivas, que alientan, consuelan y apuntan con poder a Jesús, nuestro Salvador.
Huascar de la Cruz
Es casado y tiene 4 hijos. Ha sido pastor en México por largo tiempo, y en la actualidad funge como director de Ministerio Reforma.