Jeremías 31:1-9
AMOR PARA TODO TIEMPO
“Yo te he amado con amor eterno; por eso te sigo tratando con bondad”.
Jeremías 31:3
Aunque estamos conscientes que vivimos en una época donde todo parece reemplazable, aun sorprende la manera en que se habla de la “eternidad” del amor. Un poeta brasileño decía: "El amor es eterno mientras dura". Aunque parezca una paradoja, esta frase nos invita a aceptar que el amor puede ser fugaz, pero su intensidad lo hace sentirse eterno mientras lo vivimos. No se trata de cuánto tiempo dure, sino de cuán auténtico y pleno sea mientras lo experimentamos.
¡Qué diferente es el mensaje de Dios para Su pueblo! Es reconfortante leer un pasaje que describe de manera perfecta el amor de Dios: un amor que no tiene principio ni fin, que no está limitado por el tiempo ni condicionado por nuestras fallas. Antes de que naciéramos, e incluso antes de la creación del mundo, Dios ya había decidido amarnos y adoptarnos como sus hijos (Ef. 1:4-5). ¿Cambiarías este amor eterno por una fugaz intensidad emocional?
En verdad, no existe un pueblo más amado que el pueblo de Dios. Seguramente que vas a vivir experiencias dolorosas que te harán dudar de ese amor, pero es precisamente en esos momentos cuando él te sostendrá en sus brazos y te mostrará que su amor nunca falla. Lo más maravilloso es entender que, gracias a ese amor, estamos destinados a un futuro eterno en comunión con Dios. Como dice Pablo, no hay nada que pueda separarnos de Su amor (Rom. 8:39).
Gracias, Padre celestial, porque podemos disfrutar de tu amor incomparable. Te pido que me ayudes a no dudar nunca de ese amor. En Cristo, amén.