Romanos 1:18-32
IDENTIDAD PERDIDA
“Como no quisieron reconocer a Dios, él los ha abandonado a sus perversos pensamientos, para que hagan lo que no deben”. Romanos 1:28
Cuando te miras al espejo, ¿qué ves? La Biblia dice que Dios nos creó a su semejanza y para vivir en comunión con Él (Gén.1:27). Eso es lo que deberíamos ver cada vez que nos miramos al espejo y al observar a otras personas. Aunque es triste decirlo, es difícil que esto ocurra porque la maldad ha deteriorado esta imagen. No hay parte de nuestro ser que no haya sido afectada, aun cuando a veces seamos capaces de hacer cosas magníficas.
La descripción tan gráfica que Pablo hace del alcance del pecado puede parecer demasiado extrema para algunos. Sobre todo, en un tiempo en que las corrientes humanistas han intentado convencernos de que, en el fondo, todos los seres humanos somos gente buena. Pero eso no es lo que reflejaba la vida del glorioso imperio romano. Por fuera, puede verse como uno de los más grandes logros humanos, pero por dentro podía olerse por todos lados la corrupción que la llevaría a su fin.
Hemos deshonrado al Creador, dice Pablo, y con esto nos hemos deshonrado a nosotros mismos. Y como ejemplo, habla de la forma en que con nuestros cuerpos hemos hecho actos vergonzosos que van contra la naturaleza. Eso es señal de que Dios nos ha dejado que hagamos lo que queramos. Pero eso no es toda la historia. El único camino a la gracia es aceptar lo terrible que es el pecado y esas son las buenas noticias que Dios tiene para nosotros.
Padre, te ruego que perdones mis pecados, porque he vivido en rebelión contra ti, ayúdame a vivir conforme a tu voluntad. En Jesucristo, Amén.