Génesis 48:1-20
DEJANDO EL PASADO ATRÁS
“Y respondió José a su padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: Acércalos ahora a mí, y los bendeciré”.Génesis 48:9
Todos tenemos en algún momento la oportunidad de reflexionar en nuestro pasado. Y al hacerlo, podemos poner la mirada en nuestras fallas y en el dolor que hemos causado, o podemos enfocarnos en apreciar cómo la fidelidad de Dios nos ha sostenido a lo largo de la vida. Jacob escoge esta segunda alternativa y destaca en su plática con su hijo José las promesas y bendiciones de Dios.
¿Cómo puede una persona que cometió tantos errores y causó tanto daño alcanzar una paz así en su vida? Algo ha cambiado en la vida de Jacob. Ya no es la persona codiciosa y manipuladora que conocimos al principio de su historia. Ahora vemos a una persona consciente de que Dios ha estado obrando en su vida todo el tiempo. Y así como él recibió por gracia la bendición de Dios, ahora él quiere extender esa gracia a sus nietos.
Él, por supuesto, conoce la tradición de que los hijos mayores reciben la mayor parte de la bendición familiar. Pero Jacob extiende las manos de modo que sea el hijo menor que reciba la mayor bendición. Jacob no está confundido, como asume José. Más bien, ha aprendido que Dios no obra exactamente como queremos que lo haga, y eso es para nuestro bien. ¿Puede decir, con Jacob, que Dios le ha cuidado desde el día en que nació? Su gracia a veces puede venir inesperadamente, pero Dios siempre obrará para nuestro bien.
Señor, al observar tu carácter y bondad, permite que podamos, como Jacob, abrazarte como nuestro pastor. En el nombre de Jesús, amén.