1 Reyes 19:9-18
LA TAREA CONTINÚA
“Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento”.1 Reyes 19:11
El éxito de Elías al confrontar a los profetas paganos había sido arrollador. El golpe asestado hacía suponer mejores tiempos para los seguidores del Dios verdadero, pero momentos después Elías tiene que escapar al desierto para evitar ser capturado por sus enemigos. Se encuentra tan agotado y desanimado que prefiere morir. Entonces el Señor se le aparece al profeta haciendo una demostración asombrosa de su poder sobre la naturaleza: un viento grande y poderoso, un terremoto y un fuego. Dios debería estar en alguno de ellos.
En la antigüedad, el viento, el fuego y los terremotos se consideraban maneras en que Dios se revelaba, por lo que no parece extraño que así lo haga ahora. Pero, contra toda expectativa, Dios no está en el viento, ni en el fuego, ni en el terremoto. Él se manifiesta a través de “un silbo apacible y delicado”. Es cierto que muchos prefieren una visita divina espectacular, pero Dios sabe mejor qué es lo que necesitamos.
De esta manera tan tierna, Dios muestra con la misma fuerza que el Señor que habla suavemente con un susurro es el mismo Dios que puede desgarrar montañas y destruir el mal. Y cuando pregunta: “¿Qué haces aquí, Elías?”, demuestra su interés personal en nosotros. Él confirma que sus planes para instaurar su reino siguen adelante, y nos llama a sumarnos aun cuando no seamos capaces de ver el panorama completo.
Dios de toda la creación, tú sigues trabajando en medio de nosotros. Muévenos a escuchar tu voz, tu suave susurro, y asegúranos tus propósitos cada día. En Cristo, Amén.