Proverbios 11:27-31
FRUTOS DE SALVACIÓN
“La justicia da vida, la violencia la quita”.
Proverbios 11:30
Hay un cuento, llamado El árbol generoso, que narra la historia de un niño que, a lo largo de su vida, vuelve de manera habitual al árbol de su infancia, a contarle sus problemas. Cada vez que regresa, el árbol se desprende de una parte para intentar ayudarle. Al final de la historia el árbol se queda con la base de su tronco, y aún en esa condición, el árbol ofrece dar más de sí mismo. Es claro en esta historia que el árbol produce los “frutos” de generosidad, perspicacia, sabiduría, humildad y amor abnegado.
En Mateo 7:16-20, Jesús enseña a sus discípulos que un árbol se puede distinguir por sus frutos. Un buen árbol da buenos frutos, y el árbol malo da malos frutos. Como el árbol del cuento, podemos convertirnos en fuente de vida para los demás cuando damos frutos de justicia.
Cuando estamos en la relación correcta con Dios por medio del Espíritu Santo, nuestras raíces son profundas y estamos conectados a la fuente de vida. Por eso podemos producir el fruto que refleja esa vida: amor, gozo, paz, paciencia, bondad, benignidad, fe, mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22-23). Cuando damos este fruto, contamos con una sabiduría que es capaz de tocar la vida de otros. Nos convertimos en un recurso en el que la gente encuentra la vida, porque a través de nosotros encuentran a Jesús.
Amoroso padre, ayúdame a mantener el fruto de justicia. Dame más de tu Espíritu para mostrar a otros el tipo de fruto que apunta hacia ti. En Jesús, Amén.