23 de junio del 2023
Juan 17:1-21
EL PODER DE LA ORACIÓN INTERCESORA
“No te pido que los saques del mundo, sino que los protejas del mal”.Juan 17:15
Jesús es un ejemplo para nosotros en todo, y qué decir de oración. En la noche que fue entregado, en la que pasó gran parte de su tiempo en oración, encontramos un atisbo de cuáles eran sus prioridades en ese momento crucial. Él ora primero para presentar al Padre la conclusión de su obra, y por el retorno a su gloria plena como el Hijo eterno de Dios (Jn. 17:1-5). El tiempo de su humillación está a punto de concluir y ahora es tiempo de volver al lado del Padre. Después, Jesús intercede por sus discípulos. Él conoce muy bien los desafíos que les esperan, el poder seductor del maligno y sus aliados, pero también confía en el poder de Dios para protegerlos del mal. Y al final de la oración, Jesús ora también por los que han de creer en él al escuchar el mensaje del evangelio. Si usted ha creído en Cristo, con toda seguridad él le contempló en esa oración. Algo que aprendemos acerca de la oración es la importancia de orar por otras personas. Todos enfrentamos las penas y sufrimientos de un mundo caído, los oportunistas dardos del maligno y la necesidad de cumplir con la misión que Cristo nos ha encomendado. La meta es que todos podamos un día decir como Cristo, “he acabado la obra que me diste que hiciese”, y para esto necesitamos la intercesión y aliento de nuestros hermanos. ¿Has orado por tu familia y amigos hoy?
Jesucristo, gracias por tu ejemplo perfecto para mi vida. Ayúdame a desarrollar un carácter altruista y a interceder por mis hermanos en la fe. Amén.
Nuestro Dios no es alguien distante, que, como muchos piensan, se queda allí en el alto del cielo, sentado en su trono, como un espectador que todo lo ve. ¡No! Nuestro Dios es un Dios que se relaciona, y la forma más significativa que tenemos para comunicarnos con Él es a través de la oración. A diferencia de Moisés, que habló con Dios cara a cara, nosotros tenemos la oportunidad de hacernos escuchar por el Creador a través de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote. Algunos hombres y mujeres tuvieron el honor de estar en persona con Jesús, el Hijo del Dios Altísimo, pero muchos lo ignoraron a él y a otros. ¿Cuándo oras y cuántas veces lo haces? ¿Solo en las ocasiones en que te reúnes en la iglesia? ¿Cada vez que enfrentas dificultades o necesitas tomar una decisión? Adquiera el hábito de hablar con Dios diariamente. Haga de su vida sinónimo de oración y las respuestas que escuchará del Dios de la vida le sorprenderán.
Edison Souza
Periodista y Presbítero en La Iglesia Presbiteriana de Campinas, São Paulo, Brasil.