24 de junio del 2023
Mateo 7:7-12
EL GRAN DESAFÍO DE JESÚS
“Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá”.Mateo 7:7
Jesús hace una invitación sorprendente en este pasaje. Me imagino que la gente que le escuchaba debe haberse limpiado los oídos para saber si habían escuchado bien. A simple vista, o simple oído, parece una especie de cheque en blanco como el que muchas iglesias predican en la actualidad. Que esto no es lo que Jesús quiere decir lo vemos al comparar lo que Santiago dice: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (St. 4:2). Conocidos predicadores han intentado explicar la diferencia entre pedir, buscar y llamar. Carlos Spurgeon dice que “la fe pide, la esperanza busca y el amor llama”. Richard Glover lo compara a un niño que, si su madre está cerca y a la vista, pide; si ella no está, busca; en tanto que, si se halla inaccesible en su recámara, golpea”. ¿Qué es lo que Jesús nos quiere decir realmente? Lea el Sermón del monte completo. Ahí encontrará una serie de exigencias casi imposibles de cumplir como amar al enemigo, poner la otra mejilla, dejar la ira… La única forma es pedir con insistencia al Padre que él nos conceda la gracia que necesitamos para cumplir con sus demandas. Como un buen padre, Dios toma en serio nuestras peticiones y nos anima a venir a él, y él nos dará las buenas cosas que acompañan el carácter cristiano. Pida cada día al Padre ser más como su Hijo, como un himno expresa.
Bendito Dios, gracias por ser un Dios generoso. Te agradezco porque pedir lo que es bueno y para tu gloria siempre tendrá una respuesta positiva. En Cristo, amén.
Nuestro Dios no es alguien distante, que, como muchos piensan, se queda allí en el alto del cielo, sentado en su trono, como un espectador que todo lo ve. ¡No! Nuestro Dios es un Dios que se relaciona, y la forma más significativa que tenemos para comunicarnos con Él es a través de la oración. A diferencia de Moisés, que habló con Dios cara a cara, nosotros tenemos la oportunidad de hacernos escuchar por el Creador a través de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote. Algunos hombres y mujeres tuvieron el honor de estar en persona con Jesús, el Hijo del Dios Altísimo, pero muchos lo ignoraron a él y a otros. ¿Cuándo oras y cuántas veces lo haces? ¿Solo en las ocasiones en que te reúnes en la iglesia? ¿Cada vez que enfrentas dificultades o necesitas tomar una decisión? Adquiera el hábito de hablar con Dios diariamente. Haga de su vida sinónimo de oración y las respuestas que escuchará del Dios de la vida le sorprenderán.
Edison Souza
Periodista y Presbítero en La Iglesia Presbiteriana de Campinas, São Paulo, Brasil.