Mateo 26:36-46
LA ORACIÓN ES TU ESCUDO
"Velad y orad, para que no entréis en tentación…".Mateo 26:41
El momento ha llegado. El acto central de nuestra redención está por cumplirse. El Cordero de Dios, destinado desde antes de la fundación del mundo, llega a su cita el día de la pascua en que va a ser sacrificado. Y consciente de la importancia del momento, Jesús hace un llamado a los discípulos para estar preparados: “Velad y orad, para que no entréis en tentación”. ¿Era mucho pedir?
El Huerto de Getsemaní evoca el lugar en el que el Salvador pasó en oración la noche anterior a su crucifixión. Para Jesús fue un tiempo de lucha real, abrumado por la angustia y la tristeza, ante una misión que él era el único digno de cumplir. Y, aun así, para él no fue fácil. ¿No le hubiera servido de aliento encontrar a sus discípulos solidarizados con él en oración? Los discípulos estaban cansados, es cierto, después de tantos días intensos, ¿pero tanto como para no acompañar a su maestro en este momento crucial? Cada vez que Jesús hacía una pausa, los encontraba durmiendo.
Los discípulos, como muchos de nosotros, no estuvieron dispuestos a involucrarse en ese momento único de oración. Fue Jesús quien se los pidió, pero fallaron en el momento oportuno a pesar de la advertencia del Hijo de Dios. Para nosotros que seguimos en la lucha con la carne, su advertencia sigue vigente. Hagamos de nuestra vida una vida de oración constante.
Dios eterno, fortalécenos para que podamos resistir las tentaciones, siempre sostenidos por tu Espíritu. Por el amor de Jesús, te lo pido, amén.