11 de agosto del 2022
Hechos 20:17-30
EL EVANGELIO DE LA GRACIA
“Pero de ninguna cosa hago caso…con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar
testimonio del evangelio de la gracia de Dios.”.
Hechos 20:24
El apóstol Pablo se estaba despidiendo de los ancianos de Éfeso en el puerto de Mileto. Después de tres años de ministerio bendecido en la capital de Asia Menor, Pablo está a punto de partir hacia Jerusalén para llevar una ofrenda a los pobres de Judea. En esa despedida, Pablo, en uno de sus discursos más bellos, destaca tres verdades. La primera de ellas es su llamado al ministerio. Recibió el ministerio del Señor Jesús. No se llamó a sí mismo apóstol. No fue elegido por hombres. Jesús mismo lo llamó y lo hizo apóstol.
La segunda verdad es su sacrificio total. Desde que fue llamado por Jesús, Pablo dejó de hacer su voluntad o de buscar ventajas personales. No tomó en cuenta su propia vida. Estaba listo para ser arrestado e, incluso, morir por el Señor Jesús, por cumplir con su misión. Fue arrestado, azotado, apedreado y expulsado varias veces, sin embargo, nunca perdió el gozo y el entusiasmo del ministerio.
La tercera verdad es su pasión por presentar el evangelio de la gracia. Este fue el vector que gobernó su vida. Predicó el evangelio, encarcelado o libre, sano o enfermo, en abundancia o en escasez. El mensaje del evangelio ardía en su pecho y hablaba a tiempo y fuera de tiempo. Nunca detuvo su voz. ¡Nunca perdió una oportunidad!
Padre, no se haga mi voluntad, sino la tuya, así en el cielo como en la tierra. Por Jesús, nuestro Señor, amén.
Nos complace presentar a nuestros lectores, el devocional Cada día de agosto del 2022. Creemos que es un tiempo propicio para recordar a la iglesia la importancia de la misión. El evangelio son las buenas nuevas del cielo a la tierra, las mejores y más grandiosas noticias de Dios para los hombres. Estamos convencidos de que su corazón arderá con estas sublimes verdades que emanan de la palabra de Dios. Esperamos que sus ojos se abran para contemplar la incomparable grandeza de nuestro glorioso Salvador. Tenemos el ardiente deseo por que tus pies se apresuren y tus labios se abran para anunciar a tiempo y fuera de tiempo, en el poder del Espíritu, este mensaje que convence y salva al pecador. Lea y medite en cada mensaje. Absorba con vivo interés esta palabra de vida. Proclame con un sentido de urgencia el poderoso evangelio, el evangelio de nuestra salvación. No apagues la voz. ¡Predica este evangelio aquí, allá y más allá!
Hernandes Dias Lopes
Hernandes Dias Lopes está casado con Udemilta y viven en Sao Paulo Brasil en compañía de sus dos hijos. El pastor Hernandes Viaja alrededor del mundo para predicar y enseñar la Biblia.